• Work
  • About
  • CONTACT
  • Blog
Menu

Concha Pasamar Illustration

  • Work
  • About
  • CONTACT
  • Blog

Volver, Triqueta 2022

March 13, 2023

Hace algunos años que Pablo Echart, compañero de la universidad, que había asistido a la presentación de mi primer álbum, me comentó que tenía algunos escritos que podrían ser ilustrados. Entre ellos estaba Volver, un texto breve que vi que podría convertirse en álbum, y con el que conecté enseguida, pues, al igual que Cuando mamá llevaba trenzas, presenta una mirada agradecida sobre un pasado feliz, que, sin embargo, a diferencia de mi álbum, se extiende más allá de la infancia. Es, además, un libro que puede verse como un reconocimiento a la paternidad, especialmente.

Este me parecía también un libro para todos los públicos, para compartir, y con una estructura circular que me gustó especialmente. Por otra parte, el texto resultaba en su mayor parte muy abierto, por lo que me permitía concretar a través de la imagen.

Volver es una especie de cofre de momentos preciosos, momentos que muchos lectores compartirán, porque Pablo sabe ver y hacer ver lo valioso en lo sencillo. Como se lee en la página de Triqueta, que ha acogido este proyecto,

“Volver” es una dedicatoria. O lo que es igual, un agradecimiento. “Volver” se ha escrito con los regalos que amigos y familiares dejaron sin saberlo. De forma callada, como una enredadera, ellos se trenzan sobre nosotros para hacer hermosa nuestra vida. “Volver” es un álbum de imágenes favoritas. Las que dan cuenta de lo que más queremos.

Desde el momento en que decidimos colaborar, charlamos mucho, de sus momentos preciosos y también de los míos, y poco a poco fue surgiendo el storyboard del libro, sobre el que también charlamos. Aunque me dio total libertad, el hecho de que Pablo sea especialista en guion me llevaba también a presentarle y explicar mis decisiones, a confiar en su criterio.

Enseguida le propuse trabajar con el estarcido, que, a mi juicio -y él estuvo de acuerdo- ayudaba a cierta indeterminación que, por un lado, remite a la bruma del recuerdo, y, por otro, puede favorecer la identificación de los lectores. Para el color, decidí usar Photoshop en una paleta en tonos pastel donde destacaban la viveza de un amarillo y, sobre todo, de un verde mucho más vivo que, al romper con el resto, permitiría identificar al protagonista en sus diferentes etapas vitales.

El proyecto avanzaba despacio, porque yo tenía otros compromisos con fecha, y no encontraba el momento de darle un empujón después de haber realizado dos ilustraciones. Algunos amigos editores me dieron también su opinión y el álbum se iba gestando mentalmente, pero no encontraba su hueco para materializarse, entre el ajetreo de unos y otro asuntos.

La pandemia, sin embargo, como bien sabemos, nos forzó a tomarnos la vida con un poco más de calma y consideramos entonces que presentar nuestro trabajo a un premio que no exigiera un proyecto terminado, nos ayudaría avanzar con Volver. Eso me obligó a dibujar todas las ilustraciones, que después habría que recortar, estarcir y pintar.

Tuvimos la suerte de que la editorial que dirige Víctor Mascato hubiera decidido abrir una línea nueva, +Triqueta , para dar cabida a álbumes y libros ilustrados orientados a un público amplio.

El proyecto les encantó, seguramente por esa conexión personal que puede establecerse con sus páginas, y, a partir de entonces, el trabajo con la editorial fue fantástico, pues trataron el libro de una manera exquisita y, al editarlo también en euskera y gallego, lo abrieron al público que lo podrá también disfrutar en esas lenguas.

Salón Pontevedra.jpg
Itzultzea.jpg
Pontevedra 2.jpg

Volver tuvo, además, la suerte de darse a conocer en el Salón Internacional del Libro de Pontevedra, donde se expusieron sus ilustraciones en el espacio dedicado a Euskalherria como cultura invitada (Pablo es donostiarra, y se aprecia también en el libro).

Casi un año después de su publicación, recibimos con alegría la selección de Volver entre los libros recomendados en los Premios Fundación Cuatrogatos 2023, en la sección “para los que despegaron como lectores”, un reconocimiento que agradecemos de corazón.

Volver es un álbum creado para que todos recordemos -y los más pequeños descubran- que cada instante de la vida está lleno de valor. Para que reconozcan que la celebración del mundo puede encontrarse en un rostro querido, en un atardecer, en un día de colegio o en el sonido de unos pasos familiares.












Carmen, Cuento de Luz 2022

June 6, 2022

Ahora que llega a mis manos la edición en inglés de este libro y los ejemplares de su primera reimpresión, puede ser buen momento para compartir algo acerca de Carmen, un libro que ilustré con muchisimo placer a lo largo del verano de 2021.

Este proyecto nace de la colaboración entre la Compañía Nacional de Danza de España con la editorial Cuento de Luz, que nos convocó a Margarita del Mazo y a mí para poner palabras e imágenes a un álbum ilustrado inspirado en la coreografía de Johan Inger que la CND estrenó en 2015 (aquí, un tráiler del montaje).

Al proponerme Ana Eulate este trabajo me asaltaron dudas, esencialmente a causa del plazo de realización; sin embargo, mi familia y los amigos que me conocen bien insistieron en que debía llevarlo a cabo. La ópera de Bizet basada en la obra de Mérimée ha sonado con constancia en casa de mis padres y luego en la mía, mi hijo Íñigo tuvo la suerte de participar como integrante del coro infantil en la representación que tuvo lugar en Pamplona en 2010 (aquí), y yo misma he asistido a varios ballets y versiones de esta obra, desde la de Antonio Gades, en 1983, cuando era una adolescente. El ballet también es una de las artes que admiro, y la danza clásica o contemporánea me ha proporcionado un grandísimo disfrute, como espectadora sobre todo, pero también  en los remotos tiempos en que llegué a dar algunos pasitos.

Por todo ello fue emocionantísimo asistir en junio de 2021 al pase de Carmen previo a la representación del día 4 en Úbeda, atendiendo al espectáculo ya con la mente puesta en ese futuro álbum ilustrado que debía basarse en la coreografía de Inger y, por tanto, atender a sus motivaciones, que el coreógrafo explica en este breve vídeo.

Para entonces ya había esbozado algunos dibujos empleando diversos materiales –acrílico, lápices de color- con un trazo espontáneo y manteniéndome fiel a lo que había podido ver de este maravilloso montaje.

Primera prueba para Carmen

Mi primer acercamiento quería ser natural y libre, un poco como esa Carmen a la que iba a representar. En cuanto a los materiales, buscaba también la soltura de la pincelada en los fondos de acrílico blanco mezclado con acuarela, en el grafito aplicado con pincel y en las pocas pinturas de color que he empleado. Estas imágenes resultaron bien acogidas en la CND, y determinaron el camino que las ilustraciones iban a tomar en su acoplamiento al texto de Margarita.

Bocetos y materiales para Carmen

Ella y yo habíamos coincidido en el último curso de Marián Lario, “El quiebro en la ilustración”, que había justamente ejemplificado algunos recursos estilísticos refieriéndose a ellos como “quiebro tímido o quiebro Concha Pasamar” y “quiebro echao palante o quiebro Margarita del Mazo”. Pues hete aquí que ambas coincidíamos, asombradas, en esta nueva Carmen que nos fascinaba. Durante el proceso estuvimos en contacto constante, proponiendo, valorando, ajustando texto e imagen, disfrutando con los retos planteados por este encargo.

En lo que a mí respecta, he intentado mantenerme fiel al montaje y a las decisiones tomadas en él con respecto a la escenografía o el vestuario, y que, creo, ponen en valor el carácter universal de Carmen al diluirse lo más estereotipado y costumbrista. Hay en la Carmen de la CND una actualización en varios sentidos.

Así lo explica el escenógrafo Curt Allen:

El espacio escénico para esta nueva propuesta de Carmen se basa conceptualmente en la creación de una escenografía muy clara y limpia, definida por la sencillez y rotundidad de las formas, y por la honestidad visual de los materiales elegidos. Se busca la asociación de atmósferas mediante la reinterpretación de la novela original, evitándose cualquier tipo de estética costumbrista. Sevilla es un lugar cualquiera, la fábrica de tabacos es cualquier industria y los montes de Ronda representan un estado de ánimo al límite, que traducido al espacio se refleja como suburbios, ámbitos oscuros, escondidos o inseguros. 

La escenografía se sintetiza en 9 prismas móviles con tres caras diferentes cada uno, conducidos por los bailarines a través de la coreografía, y con los que se va articulando los diferentes espacios. Espacios limpios que no obstaculizan la lectura del discurso danzado, y que acentúan posibles lugares y posibles estados de ánimo sólo a través de la forma y del material.

Los clichés se transforman igualmente en el vestuario creado por David Delfín, bajo las consignas de Johan Inger de buscar “sobriedad, atemporalidad, contemporaneidad y un sutil acercamiento a la década de los 60 […] Su idea es crear una nueva Carmen, huyendo de los estereotipos estéticos de la obra y de la época, desdoblando y trasladando sus personajes a una especie de equivalente contemporáneo.

De esta forma, los militares se acercan a otra forma estética de poder, como podrían ser los ejecutivos. El torero, la estrella de la obra, estaría más cercana a una estrella de cine o de rock…

Este simbolismo se ve reforzado por personajes metafóricos. Los gitanos, seducidos por los encantos de las cigarreras que despiertan sus instintos animales, se transforman casi en perros. La ingenuidad, la pureza, la bondad y el misterio humano lo representa un niño, una presencia andrógina que se va oscureciendo durante el transcurso de la obra. La violencia y la frustración se traducirá en “sombras”, personajes que irán tomando más presencia y protagonismo en la segunda parte de la obra“.

 Con estos mimbres, la responsabilidad era enorme, pero, al mismo tiempo, contaba con modelos maravillosos, con los que trabajé visionando una y otra vez la representación, de donde pude tomar numerosos planos que combinar con las imágenes que el texto de Margarita del Mazo sugería a partir de la polisemia de dragón o del pájaro de la habanera.

Por otra parte, habiendo optado por la fidelidad al montaje y la posibilidad de apuntar a estas figuras del texto, consideré la posibilidad de introducir a línea, esquemáticamente, los elementos esenciales para dar las claves sobre los escenarios donde la acción transcurre: la ciudad, la fábrica o la taberna.

El resultado se presentó en la sede de la CND con motivo del Día escolar de la paz y la no violencia, el 30 de enero, y fue un placer inmenso asistir a esta lectura de la obra, a la que la compañía dio un carácter plenamente inclusivo y que puede escucharse y verse íntegramente en este ENLACE.

Como se indica en la sinopsis del libro, este

retoma los temas universales de la obra original desde la mirada inocente de un niño.

Danza y obra literaria quieren conducir a la reflexión sobre las interpretaciones y malinterpretaciones del amor, así como al rechazo de cualquier clase de violencia

 Agradezco muy sinceramente a Cuento de Luz y a la CDN la posibilidad de haber podido realizar las ilustraciones para este álbum y de disfrutar de una manera tan completa , junto con Margarita del Mazo, en todas y cada una de las etapas de su creación.



In books, ilustración manual, libro, Lij, metáfora, picture book, proceso de trabajo, work process, álbum ilustrado Tags picture book, álbum ilustrado, lápices de color, lápiz, CND, Ballet, Danza

Algo está pasando en la ciudad, de Paula Merlán, Cuento de luz 20

December 7, 2021

Hacia el inicio del confinamiento de 2020, aún sin saber cuánto se alargaría o qué vendría luego, Paula Merlán me hizo llegar la primera versión del texto para este álbum ilustrado, un cuento que encontré encantador, pero en el que, tal vez por ir dirigido a un público claramente infantil, no vi al principio la posibilidad de encajar.

Paula, desde la confianza de la amistad, y creo que conociéndome ya un poco, optó por un método más práctico y me pidió que le hiciera una sola imagen (“un zaszás de los tuyos”) para no presentar el texto desnudo a los editores. Bastaba, me dijo, con un esbozo de la protagonista. Bueno, hice un zaszás, tal cual, porque andaba en plena adaptación a la docencia en línea, algo sobrepasada, y se lo envié (me da un poco de pudor ponerlo aquí, pero ahí va ;) )

Primer boceto de la protagonista.

Primavera de 2020 en mi cuaderno

Primavera de 2020 en mi cuaderno

Mientras tanto, la primavera se había abierto paso en el exterior, y yo miraba, como tantas personas en aquellos días, los árboles desde la ventana y escuchaba los cantos de las aves, nítidos como nunca. Poco a poco comenzaron los breves paseos en un resurgir que resultó espectacular ese año: al deseo de verde se había sumado la exhuberancia que habían traído las abundantes lluvias y cuando al fin pudimos traspasar los límites de nuestras casas, la ciudad se presentó espléndida a nuestros sentidos, ávidos de redescubrirla.

Y sii la ciudad estaba hermosa, qué decir de los campos y los caminos: aquella primavera no sabía adónde mirar, el paisaje ofrecía tantas posibilidades, tantos detalles que encuadrar….

Fue entonces cuando me di cuenta de que sí, de que podría y quería ilustrar este álbum que es, entre otras cosas, un canto a la naturaleza y un toque de atención, una llamada a la contemplación de la belleza que nos rodea. También vi que la idea del encuadre podría ser un recurso interesante para indicar la mirada de la protagonista sobre el entorno.

A partir de ahí, todo fue rápidamente, en este caso. Durante el verano realicé alguna ilustración más, mientras trabajaba también en los Romances de la rata sabia. Disfruté en la alternancia de materiales y técnicas manuales, y ya a finales del otoño, tras contar con la acogida entusiasta de Cuento de Luz, emprendí de una manera más sistemática, sobre todo en diciembre, la ilustración del álbum, siempre contando con Paula para los ajustes de texto e imagen. Su trayectoria y su experiencia en este género, además de nuestra relación, tan franca y fluida, facilitaron el rápido curso de este proyecto, con el que tanto he gozado con las acuarelas y los lápices para contribuir a un mensaje que también siento muy mío.

Por el camino, además, disfruté mucho y bromeé con mi hermana al comentar los progresos sobre este libro que las dos bautizamos como “la Martine”, pues, sin haberlo buscado, le vimos de pronto un aire a aquella serie de libros de Gilbert Delahaye, ilustrados por Marcel Marlier, que tanto nos gustaba de niñas.

En ellos, la protagonista también tenía un perro -Patafouf- y se desenvolvía siempre en un entorno cotidiano. Imagino que mucho queda , y algo ha de aflorar, de aquello que leímos en la niñez cuando creamos para el púbico infantil, y ciertamente aquellas ilustraciones de la serie Martine me parecían lo más. Esta puede ser ocasión de un pequeño homenaje a nuestro ejemplar de Martine et son ami le moineau, que algún gorrión hay también en este libro.

Martine 2.jpg

Gracias, Paula, por la insistencia y el cariño; Ana Eulate, por el entusiasmo y la libertad en el proceso de creación: resulta muy sencillo hacer libros con vosotras. Y gracias, cómo no, a Helena, por ser tan fan de mis libros y por haberse prestado a ser aquí la protagonista, al final medio prima de aquel primer zaszás ;), aunque mucho más versátil y simpática.

Something’s happening in the city se encuentra también disponible en todas las librerías, en la estupenda versión de Jon Brokenbrow. Confiamos que en español o en inglés, este álbum os despierte las ganas de salir a descubrir la riqueza de lo que se muestra a nuestro alrededor.

In books, libro, Lij, picture book, ilustración manual Tags álbum ilustrado, picture book, watercolor, acuarela, color pencil, lápices de color, handmade illustration

ROMANCES DE LA RATA SABIA, de Paloma Díaz-Mas, bookolia 2021.

October 1, 2021

Fue en febrero de 2019 cuando Paloma Díaz-Mas se puso en contacto conmigo a través de colegas de la universidad a quienes ella había comentado que tenía escrito un romancero infantil, pero que, al haberse movido hasta entonces en la narrativa para adultos y siempre con Anagrama, querría charlar con alguien más cercano al ámbito de la LIJ. Me envió entonces su texto para que habláramos de los cauces que yo en aquel momento conocía y para contar con mi opinión.

Una de mis líneas de trabajo, la más querida, ha sido la Historia de la lengua, y ya el hecho de que el libro estuviera compuesto por romances tradicionales contrafactados me resultaba atractivo. Una contrafacción consiste en rehacer un texto previo -o una melodía- de tal manera que resulte en una nueva composición, aunque reconocible. Y claro, la lectura de estos romances, tan nueva y a la vez tan llena de resonancias, me cautivó inmediatamente.

Hablamos entonces Paloma y yo, aunque más bien en un sentido general: yo creía que el libro debía publicarse, pero no pensaba en un principio en la posibilidad de ilustrarlo yo misma. Así, cada a una se dedicó a sus tareas a lo largo de aquel curso, aunque nos mantuvimos en contacto y volvimos a hablar en mayo, cuando sugerí a la autora algunos nombres para las ilustraciones, pero le envié también algunas muestras propias que había hecho por puro placer, pero en las que había visto, de pronto, una posibilidad interesante. Le decía entonces: “por otra parte, en estos últimos meses, he desarrollado algo más el estilo de ilustración con estarcido de tinta, que tal vez pudiera dar ese toque distinto: queda una cosa entre retro y moderna”. Ya había comentado en otra entrada (aquí), que aprendí esta técnica en un taller de Vilustrado con Julia Wauters, sin imaginar que la emplearía más allá de aquellas jornadas. Pues bien, en este caso vi claramente su adecuación a este proyecto.

Una de las imágenes que acompañan al Romance de la Gata bizca, en su primera versión.

Una de las imágenes que acompañan al Romance de la Gata bizca, en su primera versión.

La cuestión es que a Paloma le gustó el estilo, que le recordaba también al de ciertos ilustradores de los años treinta, y ambas veíamos, además, en esa técnica una evocación y un guiño a los antiguos grabados de los pliegos sueltos, en los que los romances se habían difundido también desde el XVI, así que decidí seguir en esa línea, teniendo presentes aquellas fuentes.

Tintas (la de la derecha se descartó) para el Romance de la niña de lejanas tierras.

Tintas (la de la derecha se descartó) para el Romance de la niña de lejanas tierras.

Desde finales de ese año trabajé conjuntamente con bookolia en el diseño del libro, para el que se eligió un formato vertical en el que las bandas ornamentales (en este caso , estampadas), que entroncan también con la tradición de los pliegos, podían constituir ligeras segmentaciones horizontales sin empequeñecer ni abigarrar la página.

En cuanto a las ilustraciones, remiten al contenido de los textos de manera más o menos directa, y se ha buscado la variedad que puede encontrarse también en aquel tipo de publicaciones, también en su disposición. En cuanto al color, se ha restringido la paleta a dos turquesas, dos corales y un ocre, que permiten obtener diferentes efectos en función de la densidad con que se haya aplicado la tinta .

Romance de la gata bizca, que ofrece una secuencia paralela al texto, aunque distinta

Romance de la gata bizca, que ofrece una secuencia paralela al texto, aunque distinta

Nada ha quedado al azar en esta edición donde se combinan tradición y modernidad: desde la preciosa cubierta diseñada por Luis Larraza al colofón, hemos cuidado el envoltorio de estos deliciosos romances de Paloma Díaz-Mas. Estos poemas narrativos recogen sobre moldes antiguos nuevos temas -sociales y actuales, a veces complejos y en algunos casos lúdicos-, siempre orientados al público infantil. En ellos se emplean, también actualizados, los recursos propios del género de mayor tradición popular en la literatura en lengua española, del que la autora es asimismo especialista. Son textos que se disfrutan, como siempre, en lo que cuentan y en el ritmo cantarín de los octosílabos asonantes, y en los que los ojos y sobre todo los oídos familiarizados reconocerán un origen, unas fórmulas, una tradición secular. En todo se ha buscado la coherencia, de manera que la composición, el diseño y la ilustración puedan entenderse también como contrafacta.

El proyecto estaba prácticamente cerrado el pasado abril, cuando Paloma Díaz-Mas resultó elegida académica para el sillón i minúscula de la Real Academia Española, elección en la que probablemente pese esta doble vertiente suya de especialista y creativa, que también converge en este libro.

Por una serie de querencias personales que sería largo detallar aquí -tantas son y a veces tan subjetivas-, ha sido un placer enfrentarme a la ilustración de estos Romances de la Rata Sabia. Agradezco a Paloma, a quien ya admiraba desde hace muchos años como narradora, su fe absoluta y su apoyo en el proceso, y de nuevo a bookolia su confianza en mi criterio y mi trabajo. En este caso agradezco especialmente a Luis, además de su apuesta por la edición del romancero, su cuidadísima labor en el diseño y maquetación de este libro tan especial. Confiamos en que el entusiasmo de quienes lo hemos elaborado se haya transmitido también al papel, en que sean muchos los ojos que recorran sus páginas y muchas las bocas que reciten los romances de nuestra Rata sabia.

In books, libro, Lij, picture book Tags Libro, book, stencil, estarcido
tiempo de oto+¦o8.jpg

Tiempo de otoño. Proceso

September 22, 2021

Me cuesta un poco recordar con exactitud los pormenores del nacimiento de este libro, gestado en 2014. Al mismo tiempo, es muy difícil olvidar del todo la creación de mi primer álbum ilustrado, el inicio de todo lo que vino después. Como ya adelantaba en un post anterior, este trabajo fue mi primer acercamiento a este tipo de libro desde el punto de vista de la creación, y lo acometí desde el puro deseo de disfrutar aprendiendo y con apenas nociones de ilustración, del género o de lo que suele denominarse literatura infantil.

Ya he comentado en alguna ocasión que retomé el dibujo y me acerqué a la ilustración en un momento de cierto agotamiento, buscando reencontrarme con una actividad manual y familiar para mí, aunque ya muy distante en el tiempo. El deseo había surgido también de la mesa compartida en las tareas familiares, cuando yo me sumía en mis papeles y mis hijos, a mi lado o frente a mí, dibujaban o completaban sus cuadernos. Yo los observaba disfrutar con ello, y también quería hacer.

No tenía, pues, un deseo primario de escribir, sino de dibujar, y desde ahí, la vuelta a contar fue un proceso natural, aunque inesperado para mí. Por eso, al comenzar el curso con Marián Lario carecía de un proyecto concreto y me quise centrar en un tema personal y sencillo: mi querencia por el otoño, bajo el que en realidad fluía la cuestión del paso del tiempo, que también volvería a reflejarse en Cuando mamá llevaba trenzas (bookolia, 2018). Y, además, todo parecía pedirlo, pues estábamos justamente en el cambio de estación.

Puesto que ya escribí una entrada acerca del contenido del libro (aquí) y me gusta conocer los procesos de creación de otros autores , me centraré ahora en el desarrollo de este álbum, en el que me limité a seguir muy disciplinadamente las fases pautadas por Marián para dotar de cierto hilo conductor a esta serie de sensaciones y escenas otoñales en las que había decidido centrarme.

Comencé por la selección de escenas y algunos bocetos, que me condujeron luego a las palabras. De hecho, hubo un primer intento formal diferente en cuanto al texto: una versión en frases nominales que tal vez resultaba demasiado conceptual o, por ello precisamente, demasiado adulta, así que, bajo la batuta de la profesora, que me lo sugirió, di una forma más narrativa al discurso que acompaña las imágenes -siempre a partir de estas-, que oscila ambiguamente entre un posible narrador en tercera y la voz en primera persona, preponderante.

Desde el punto de vista de la forma, una primera aproximación a la ilustración, en el curso de composición de la misma Marián me había llevado a comprender que, si bien podía ser capaz de estilos diferentes, sentía que solo uno de ellos me era propio, así que mantuve una línea realista y un trazo naturales en mí. 

Los primeros bocetos de personaje y entornos fueron, pues, con lápiz blando, y para ellos tomé como modelo a mi sobrina Martina, la hermana pequeña de la que al año siguiente sería mi álter ego en las trenzas, Candela.

Primeros bocetos del personaje

Primeros bocetos del personaje

Para el ambiente simplemente miré a mi alrededor; estábamos precisamente en otoño, y tomé apuntes de mi calle, de algunos elementos de la naturaleza, y realicé diferentes fotografías en nuestros paseos por la Valdorba o en mis trayectos en la ciudad.

Otoño de 2014 en la Valdorba. Paseo en familia.

Otoño de 2014 en la Valdorba. Paseo en familia.

ambiente.jpg

Y mientras daba vueltas a lo que sería el texto definitivo, siempre siguiendo las pautas del curso de álbum, fijé algunas escenas y cierto orden, como puede verse aquí, aunque compruebo ahora que lo hice en vertical y no puedo evitar una sonrisa al pensar en que si ahora no me considero experta, en aquel momento no sabía nada ;). Con todo, de esas primeras intuiciones, suele salvarse gran parte y veo que de estas escenas, todas se han mantenido en la versión final, aunque varias se hayan depurado o replanteado -también alterado en su orden-, y en esta revisión hay mucho que agradecer a las observaciones de Marián en relación con la composición (2, 5, 8, 9) , pero también en la apreciación general de que, en un caso como este, precisamente el texto debía ser algo más que esas primeras frases nominales, puesto que desempeñaría el papel de trabazón entre la serie de instantáneas personales. Su consejo fue mantener el tono poético, pero desplegar lo que las imágenes y los momentos que quería representar me decían, siempre de manera complementaria.

Primera versión del storyboard o pre-storyboard

Primera versión del storyboard o pre-storyboard

Por entonces dibujaba a menudo con carboncillo en el taller de Lola Azparren, Bidari, un material que me gusta mucho por la rapidez con que pueden obtenerse resultados contrastados con un trazo ligero, y había hecho trabajos en papel kraft o en fondo de color. En cambio, no había abierto aún nunca un programa digital, y para no liarme simplemente comencé las dobles páginas en un tamaño que consideraba real –algo mayor que el del libro final- y en un fondo de varios colores cálidos, relacionados con la paleta otoñal. No tenía en mente la posibilidad de publicar este proyecto, así que no pensé en que luego daría ciertos problemas para su digitalización, pues por tamaño no cabía en escáner A3 y por técnica no podía pasar por escáner de rodillos. Gajes de principiante. Decidía también, paralelamente, sobre el color, que consistiría en algunos toques en pastel añadidos al dibujo . Ese fondo del papel aseguraba la base cálida del otoño, de manera que podían incluirse algunos fríos, según lo pidieran las escenas.

La revisión y la consiguiente reflexión me llevó a añadir dos nuevas dobles páginas, y el storyboard definitivo se convirtió en este:

Versión definitiva, con dos opciones de final

Versión definitiva, con dos opciones de final

Los cambios fueron escasos: 5 se simplificó ya en 2014 de manera que fuera menos “familia Trapp” que la versión del storyboard; el regreso a casa en 3 se invirtió, según ciertas convenciones sobre la doble página que revisé, mucho más tarde, en Irudika 2018, en un taller fantástico con Anna Castagnoli, y para 14 elegí la primera opción (14a) después de ver publicada alguna ilustración con parecido motivo que 14b. No daré muchos más detalles sobre cuáles son las ocho ilustraciones que dejé terminadas con el curso entonces y cuáles son las que dibujé el otoño-invierno de 2019, después de que fijáramos la fecha de entrega para bookolia. Temía abordar después de tanto tiempo este álbum, tal vez el trazo pudiera haber cambiado…, pero fue retomar el carboncillo y volver a sentirme en un lugar cómodo y seguro.

En el texto apenas se ha producido variación con respecto al proyecto de entonces -modifiqué un sustantivo de la página final- pero sí que tuve que decidir en esta última etapa sobre las guardas, la página de créditos y algo crucial, la cubierta del libro. Había esbozado ya algunas ideas en la primera etapa, incluso algo para la portada:

pruebas guardas.jpg

Quien conozca el resultado final, comprobará que algunos de estos elementos se han salvado también, pero se han redistribuido, de manera que no figuran en las guardas, aunque sí en el álbum, y otros, la mayor parte, han desaparecido en favor de otras soluciones.

Debo a Eugenio Zúñiga la digitalización, a partir de sus fotografías -recomiendo visitar su obra artística aquí- de los originales. La vida da muchas vueltas: él había sido el encargado por el Archivo Municipal de fotografiar los originales del documento de mi tesis (fechados en 1423) allá por 1991, y mucho después volvimos a coincidir por nuestros hijos, compañeros de curso, de orquestas y campamentos, buenos amigos. Gracias, Eugenio, por facilitarme la vida en dos ocasiones con tu cámara;)

Finalmente, el libro se ha enriquecido con la maquetación de Luis Larraza, que también se ha ocupado de un último ajuste del color a la luz de los originales, que le envié para satisfacer su celo profesional, pues quería asegurarse de contrastar pruebas de imprenta y dibujos. Suyo también es el color final de las guardas, con el que estuve de acuerdo nada más verlo -el que yo proponía era, cómo no, menos vivo-. También sugirió la modificación del título, que pasó de Días de otoño a Tiempo de otoño. Es un placer hacer libros cuando acompaña la mirada de un buen editor, que requiere, propone y escucha: el diálogo en torno a los distintos componentes del álbum es un acicate y un factor esencial, a mi modo de ver, en los procesos. A él, a Marián y a los compañeros con quienes contrasto mis avances o retrocesos -ellos saben quiénes son-, gracias por la crítica constructiva y la paciencia con esta profe metida en parajes nuevos, con sus manías ya fraguadas en el camino recorrido en otras lides y su bagaje aún ligero en esta otra senda a la que la han conducido, sin darse apenas cuenta, sus ganas de volver a hacer trazos sobre el papel.

Al igual que sucedió hace dos años, había terminado prácticamente de redactar esta entrada sobre el proceso del álbum, cuando recibimos la alegría, de nuevo inesperada, del Premio Fundación Cuatrogatos 2021 para Tiempo de otoño. Estas son las palabras con que el jurado describe este álbum ilustrado:

Las tonalidades, los olores, el viento, la gente, el ritmo de la vida: todo anuncia la llegada de una nueva estación del año a los pueblos y los campos. De la mano de una niña, nos adentramos en “el ritmo rojizo, el espacio cálido, el tono lento del otoño”. Con su prosa poética y sus ilustraciones a carboncillo y pastel, esta obra nos invita, delicada y sabiamente, a percibir detalles mínimos que revelan el paso discreto y silencioso del tiempo. El arte de atrapar instantes de lo cotidiano y de compartirlos desde las páginas de un libro.


Y en verdad siento que Tiempo de otoño retiene en sus páginas momentos preciosos vividos con intensidad, y por lo mismo recordados también intensamente. Quiero pensar que es eso lo que conecta mi memoria personal con la experiencia de los lectores, pues a todos se nos da esa posibilidad de percibir, en la experiencia o en el recuerdo, la maravilla de lo sencillo, el milagro de lo cotidiano.

Portada.jpg

PEQUEÑO CUADERNO DE OTOÑO

November 11, 2020

Había en mi colegio, Notre Dame, un huerto con un pozo, una pérgola de ladrillo a la que se encaramaba una hermosa rosaleda que florecía allá por mayo, setos frondosos bajo los que se afanaban las hormigas y otros insectos, un corredor de cipreses junto al muro sobre el que alguna vez vimos un gato negro que pasó a ser personaje de algunas fantasías colectivas. Había incluso una piscina de donde rescatamos una “picaraza” en un recreo del comedor y había varios castaños de indias que reflejaban con claridad meridiana el ciclo estacional. Había también maestras con pantalones de campana y monjas ya sin toca en los setenta; había ganas de enseñar desde el afecto y con cariño, en un ambiente de familia y libertad; había profes que en su tiempo libre nos llevaban de acampada, largos paseos por los bosques del pirineo francés, constantes ocasiones para el descubrimiento.

Colegio Notre Dame (Burlada, Navarra) y algunas de nuestras maestras, años 70.

Colegio Notre Dame (Burlada, Navarra) y algunas de nuestras maestras, años 70.

Hoy, en el tiempo de los polideportivos y las pistas equipadas con canasta y porterías, queda algo del jardín y quedan, eso sí, los castaños, también presentes en el que fue hasta hace poco el colegio de mis hijos, o en la calle, frente a mis ventanas. Los primeros meses del curso estaban marcados por la caída del fruto, las guerras de pilongas, su sabor amargo -ese empeño por probarlas-, los juegos sobre los montones de hojas muertas, las lluvias y los saltos en los charcos que se formaban bajo aquellos árboles imponentes. Tras la desnudez del invierno, el regalo de su fronda y luego el de sus flores arracimadas, que las lluvias de primavera desparramarían por el suelo del patio. Y luego el verano, cuando dejábamos de saber de ellos para encontrarlos de nuevo, cargados de erizos verdes, el septiembre siguiente. No es casual que al abrir Tiempo de otoño aparezca, en sus guardas iniciales, una castaña desvistiéndose de su áspero abrigo.

Nuestra clase de cinco años, con nuestra queridísima maestra, Ángeles Atorrasagasti, 1972.

Nuestra clase de cinco años, con nuestra queridísima maestra, Ángeles Atorrasagasti, 1972.

Estaba también la vida en el pueblo, la libertad de la calle, el juego libre, la aventura de adentrarnos en paisajes nuevos, cada vez más distantes. Estaban algunos sábados de otoño, cuando mi padre nos llevaba a mi hermano y a mí hacia el norte -imagino a mi madre embarazada de mi hermana-. Recuerdo las pendientes boscosas, el silencio; no tanto si encontramos muchas setas, pero sí sus instrucciones sobre dónde mirar, el boj bajo, el bastón apartando las matas y, muy vagamente, la visita a algún caserío donde él, que abastecía de abono a tantas personas de tantos lugares, se manejaba en un ambiente conocido. Tras la humedad del bosque, una casa enorme, algo oscura, el fuego del hogar antiguo, la tarima vieja y el olor a humo… tal vez hubiera un tazón de leche.

Probablemente recordaría todo mejor si hubiera tenido un pequeño cuaderno donde registrar algo de todo aquello o de otras muchas experiencias de la infancia. Tendría luego un diario, sí, que no rellené hasta mucho más tarde, y que aún más tarde rompí. Recordaría todo aquello, como mis hijos son capaces ahora de recordar tantos detalles gracias a sus “diarios”: sencillos cuadernos en A4, sobre los que a menudo comenzaban a escribir o dibujar a regañadientes, y para los que sugerí mil temas, además de los que ellos eligieron. La envidia de esos cuadernos también tuvo que ver en mi vuelta a los lápices.

Ascenso a los Alanos, en el Pirineo oscense, en versión de Íñigo, 8 años.

Ascenso a los Alanos, en el Pirineo oscense, en versión de Íñigo, 8 años.

Digamos que mis hermanos y yo fuimos un eslabón roto en una actividad que mi madre, en cambio, había practicado, al menos durante un viaje a Austria a los 18 años. Para una chica de pueblo que apenas había variado de escenario (de Gallur, en la ribera zaragozana del Ebro, al internado en Oronoz-Mugaire, a las puertas de Baztán, y luego a la escuela de magisterio), un trayecto de tal envergadura se afrontaba entonces como el viaje de la vida. Luego me contaría anécdotas e impresiones, mientras pasábamos juntas aquellas páginas que también explicaban la presencia en casa de mis abuelos de una vieja fotografía donde sonreía repeinado y de tres cuartos un jovencito rubio, Bertl.

Del Cuaderno de Austria de mi madre, que sonríe con el vestido floreado que le cosió la suya.

Del Cuaderno de Austria de mi madre, que sonríe con el vestido floreado que le cosió la suya.

Por todo esto, cuando bookolia me sugirió la posibilidad de crear algún material descargable en torno a Tiempo de otoño, inmediatamente pensé en aquellos cuadernos de mis hijos, para los que tenía ya el hábito de sugerir, pero en los que me encantaba la libertad para realizar una actividad creativa, apenas pautada, que a veces nos llevaba de la vida al cuaderno y otras en la dirección inversa. Allí quedaron registrados la manera de plantar un rosal, algunas líneas sobre películas, conciertos o libros, la receta ilustrada de un plato favorito, algunos paseos, los viajes, y mil pequeños detalles de su vida a lo largo de varios años.

Una tarde de verano en el patio en versión de Martín, 11 años.

Una tarde de verano en el patio en versión de Martín, 11 años.

Por eso pensé en el tipo de sugerencias que hubiera hecho para mis hijos en torno a la estación y los temas que se recogen en el álbum, de manera que la lectura Tiempo de otoño también pudiera ampliarse y conducir a quienes la compartieran directamente a la observación, la sensación, la vivencia.

Y con esa intención se ha preparado este conjunto de propuestas (accesibles mediante el QR de la contracubierta) en las cuatro lenguas en que se ha publicado el libro; propuestas que se articulan en torno a algunos temas presentes en él, porque el otoño es el tiempo en que las hojas cambian su vestido, en que los animales despliegan su actividad, tiempo de paseos, época de recolección, de encender nuevamente el horno, de imaginar; también de compartir hogar.

Para cada uno de estos siete grandes temas se apuntan varias posibilidades de interior y de exterior que pueden terminar reflejadas en un pequeño diario de otoño, para el que bookolia ha maquetado con gusto este documento que ofrece en su parte final algunas fichas de las que podrán servirse quienes prefieran imprimir algunas plantillas a crear de manera más abierta en un cuaderno.

Mi paseo.jpg

Además, entre las numerosas actividades de estas páginas -que hago desde la experiencia personal y la intuición, sin otras pretensiones-, he preparado también una playlist que, vinculada aquí a la propuesta que invita a la imaginación, podría acompañar igualmente cualquiera de las restantes. Contiene 21 piezas que me encantan y que espero que os inviten también a conocer algo más de la obra de sus autores e intérpretes.

De todo ello, pues, podrán servirse -o no- quienes lean Tiempo de otoño.

En familia o en el aula, a partir del libro o prescindiendo de él, sería hermoso que estas sugerencias dieran pie a la observación, la curiosidad y la vivencia, que propiciaran momentos que pudieran transformarse en recuerdos a los que un día más o menos lejano agrade retornar para recuperar aquellos instantes que tuvieron su significado, no por sencillo menos valioso.













In books, libro, music, música, proceso de trabajo, work process, álbum ilustrado, picture book Tags procesos, work, decubrimiento, discovery, naturaleza, nature
cubierta esp.jpg

Tiempo de otoño, bookolia 2020

October 4, 2020

El tiempo es silencioso, casi siempre avanza de puntillas, invisible, y entonces todos los días se parecen. Pero a veces le gusta dejarse ver, y hace guiños cambiando la luz de la mañana, tiñendo levemente el aire.

Ese leve cambio en la luz del atardecer, el ligero estremecimiento que causa un soplo de brisa más fresco, un nuevo matiz en el tono de las hojas…: hay pequeñas señales a nuestro alrededor que hablan del fluir de los días. En su susurro casi inaudible son a veces capaces -basta con mantenerse alerta- de guiar nuestra atención hacia el humilde milagro de lo cotidiano.

De ahí el comienzo de este librito que llevaba seis años (¡seis años ya…! ) casi terminado, porque este sí había sido mi primerísimo proyecto de álbum ilustrado, surgido en 2014 en mi segundo curso con Marián Lario, con quien había probado previamente la experiencia de un módulo breve. En aquellas dos semanas centradas en la composición de la doble página había disfrutado muchísimo, y había obtenido una enseñanza esencial sobre el estilo. No detallaré aquí los caminos por los que llegué a ella; digamos simplemente que vi con claridad que me sentía más cómoda y más honesta si simplemente me dejaba llevar por mi manera natural de hacer las cosas, que implicaba una dosis alta de realismo, otra baja de color, una técnica que me agradase y mi trazo natural, que es expresivo

tiempo de oto+¦o5.jpg

Todo ello se da cita en este proyecto, que, al igual que el anteriormente publicado como autora completa, nació sin pensar en una eventual edición. Por eso este es, nuevamente, un álbum íntimo, que en realidad no narra sino un par de días de mi estación favorita, aquella que desde que tengo memoria del fluir del tiempo marca el inicio del ciclo anual. Como para otras muchas personas, tras el verano, septiembre señala para mí la renovación del año. Reanudar la vida escolar, estrenar libros, lápices y cuadernos, mientras la naturaleza alrededor se ralentiza, traía de niña y sigue trayendo ahora la sensación de entrar en una rutina reconfortante que tiñe el exterior de tonos cálidos y se vive también de puertas adentro, al calor del hogar. En mi caso, además, la sensación se refuerza porque mi cumpleaños es el 23 de septiembre, de manera que esa renovación anual se da a menudo literalmente coincidiendo con el equinoccio de otoño.

Así, al plantear el tema del que sería mi proyecto en aquel curso de álbum, recurrí directamente a mis vivencias: no solo a las de mis recuerdos infantiles, sino también a las que había experimentado y vivía entonces, justo en un momento en que veía llegar a su final la infancia de mis propios hijos, que al comenzar este trabajo tenían 15 y 12 años respectivamente. Hay mucho, pues, de mis impresiones de niña ante la nueva estación y lo que traía (esa entrada en un ciclo nuevo, la casa como refugio, el patio del colegio, el misterio del bosque en los paseos con mi padre) y mucho también de aquello que ahora observaba desde el papel adulto: el placer de cocinar, dibujar o leer juntos, de salir a buscar setas o comprar un cucurucho de castañas, o el calor del hogar compartido mientras cada cual se ocupa en su propia tarea, esa sensación tan maravillosamente reconfortante que a veces me estremece aún.

tiempo de oto+¦o7.jpg

Sin embargo, aunque basado nuevamente en mis propias vivencias, creo que Tiempo de otoño es a la vez un álbum atemporal que se detiene en la belleza de los momentos aparentemente insignificantes y que, desde esa mirada atenta, anima sutilmente a vivirlos con intensidad.

Esa consciencia de lo pequeño que consigue suspender la fugacidad del instante se muestra aquí en un breve itinerario por los estímulos y sensaciones que la llegada del otoño provoca en la protagonista. Los cambios en el entorno y la naturaleza, que modifican también nuestras rutinas diarias, se presentan en la combinación del texto con imágenes en las que los colores se dosifican sobre el dibujo a carboncillo. La paleta cálida y la técnica natural buscan reforzar formalmente el sentido de los textos que, sin mencionarlo, apuntan al hecho de que vivir es un recorrido en el tiempo, y este no es sino una sucesión de pequeños presentes llenos de sentido.

(Y sí, de nuevo ese fluir constante del tiempo, la voluntad de conservar los momentos que tiende a ser recurrente como tema de fondo en lo poco que escribo… )

Muchos escenarios y personas serán reconocibles para quienes me conocen o comparten mis paisajes cotidianos: las calles de esta pequeña ciudad en que habito desde siempre, los caminos y bosques de la Valdorba que tanto he transitado, los objetos de mi casa, mi familia (en especial mi sobrina Martina e Íñigo). También hay aquí, pues, altas dosis de autoficción, que no impedirá, creo, que los lectores se identifiquen con la protagonista, una niña corriente que simplemente observa con atención y vive con intensidad aquello que la rodea en cada instante.

tiempo de oto+¦o13.jpg

En la lista de agradecimientos debo mencionar a mi familia, la que en su momento componíamos mis padres, mis hermanos y yo: ese núcleo en que fui sencillamente feliz y que sin duda asentó mis actitudes esenciales ante la vida, también la atención a lo bello sin pretensiones de serlo. Pero este libro surgió sobre todo desde mi propia familia, donde esas sensaciones de pertenencia abierta se han prolongado y han revivido en nuestras propias rutinas, heredadas o nuevas, y en la que soy también, de otra manera, aunque igualmente sencilla, feliz.

Gracias, por supuesto, también a Luis Larraza, de bookolia, que ha vuelto a confiar en mí y en este proyecto que, como en la anterior ocasión, le había presentado en bruto pidiendo consejo sobre si merecería la pena terminar de ilustrarlo. Tampoco tardó esta vez su respuesta (“me lo quedo”). Ha sido, como en veces anteriores, fácil y bueno compartir pareceres sobre un trabajo que, pese a estar prácticamente cerrado, ha ganado con sus observaciones, especialmente en torno a lo que quedaba por fijar, el envoltorio último del libro, que no es nada irrelevante, y el Pequeño cuaderno de otoño, también salpicado de ilustraciones, para quien desee ampliar su experiencia lectora en su entorno a través de estas sugerencias accesibles mediante QR. También le agradezco su apuesta por la edición en catalán, gallego y euskera, que hará sentir a muchos lectores más cercano lo que se cuenta en sus páginas. Y ahí va de nuevo, junto al agradecimiento a Xavier Basora y Maruxa Zaera, la mención especial a Itziar Diez de Ultzurrun; no solo es un lujo contar con su versión experta, sino que ha sido una alegría retomar -desde el ámbito del álbum ilustrado, quién nos lo hubiera dicho ;)- las buenas costumbres de la amistad a la que nos habían conducido hace ya tanto otros libros.

Gracias también a quienes acompañaron en su primera fase este proceso, a Marián y colegas de los cursos, y a quienes conforman esa red de personas que sostiene de uno u otro modo -con su maestría y saber, su opinión y su consejo, su aliento y su lectura- esta labor creativa a veces tan solitaria.

Aparece este libro en un otoño especial -en una primavera diferente, en el otro hemisferio-, en un otoño raro y también enrarecido, lleno de incertidumbres, también de posibilidades. Cuando fijamos la fecha de su publicación no podíamos imaginar que las miradas se volverían, por necesidad de aliento o por pura limitación, hacia el valor extraordinario de lo cotidiano: la luz de la tarde bañando nuestra casa, el canto de los pájaros, la nervadura de una hoja, la compañía y el calor de aquellos a quienes amamos.








 
















In books, libro, álbum ilustrado, Lij Tags álbum ilustrado, picture book, carboncillo, charcoal, pastel, infancia, otoño
Dorothy Day (1897-1980)

Dorothy Day (1897-1980)

Cinco mujeres en el siglo XX

August 7, 2020

La revista Nuestro Tiempo me invitó recientemente a ilustrar un artículo sobre algunas figuras femeninas relevantes en el siglo XX. Onésimo Díaz, autor de Mujeres protagonistas el siglo XX, había realizado una selección de cinco mujeres en representación de las muchas que hicieron que la pasada centuria sea considerada como aquella en que estas acceden de un modo más amplio a la vida pública, científica o académica.

No era la primera vez que desde la revista me contactaban para una colaboración, pero no me había sido posible hasta el momento por distintas circunstancias (fundamentalmente la falta de tiempo). En cambio, los plazos parecían suficientes en esta ocasión y yo calculaba que las vacaciones de Semana Santa y Pascua me proporcionarían algunos días tranquilos.

Decidí llevar a cabo, pues, las cinco ilustraciones que acompañarían las semblanzas que el autor trazaba sobre Edith Wharton, Dorothy Day, Katharine Graham, Jane Wilde Hawking y Svetlana Aleksiévich. En ellas quería incorporar el collage a sendos dibujos a lápiz.

El retrato me gusta, en general, y no hacía tanto había recurrido al dibujo con collage manual para una interpretación de Poeta en Nueva York que cerraba el cuaderno viajero de mi amiga Idoia Iribertegui en la exposición Cuadernos viajeros de nuestro grupo Variopintas.

Entonces había empleado una técnica mixta, aunque manual, coloreando las fotografías y otros elementos que remitían a este poemario lorquiano y al contexto en que se había creado, y que combiné con un retrato a lápiz del autor.

Poeta en Nueva York, para el cuaderno "Universo Lorca”, en el proyecto de Variopintas “Cuadernos viajeros”

Poeta en Nueva York, para el cuaderno "Universo Lorca”, en el proyecto de Variopintas “Cuadernos viajeros”

Para este ensayo, sin embargo, pensé que sería importante dotar de coherencia al conjunto de ilustraciones que habría de desplegarse a lo largo de varias páginas de la revista, de manera que decidí sumar a los retratos diferentes imágenes en blanco y negro y estilo similar.

Cuatro de los dibujos, a lápiz.

Cuatro de los dibujos, a lápiz.

En primer lugar, me documenté sobre estas mujeres, de cuya vida personal sabía poco, lo confieso, partiendo de la lectura del trabajo y de otros textos. Realicé cinco retratos a lápiz a partir de sendas fotografías.

Me costó arrancar con la ejecución e este encargo: en pleno confinamiento, leer me ayudaba más en los ratos de ocio que dibujar, pero el tiempo apremiaba y finalmente, no pude postergar más el momento del dibujo.

Paralelamente, iba pensando en qué aspectos podrían representarse: sus profesiones y actividades, tal vez algún rasgo de carácter, un detalle personal… No se trata simplemente de hacer algo bello, sino de que las imágenes comuniquen en relación con el texto, pero también por sí mismas.

Me costó empezar, digo, pero el impulso que da un plazo establecido resulta a veces un empujón necesario, porque la musa no viene, como ya sabemos, sola, y a partir de este trabajo pude retomar otros que iba también posponiendo porque siempre había algo que urgía más.

Volviendo a estas ilustraciones y a los aspectos que deseaba representar de estas mujeres extraordinarias, en el sentido más literal de la palabra, pensé en aquellos elementos que les resultaban comunes -aunque no los desarrollaré aquí-: las cinco presentan una relación con la escritura, la literatura, el saber libresco… y tirando de ese hilo vi que podría haber otras piezas compartidas, aunque formalmente diferentes: sus iniciales, una caracola, que representa esa comunicación hacia el exterior, o una flor. Para esta, unas veces he encontrado vínculo real, como en las violetas de Dorothy Day o el ramo de rosas y las hortensias de Edith Wharton, pero en otras ocasiones he sido yo quien ha asignado cierta flor o un ave (también motivo común) por su simbolismo. El resto de los elementos es más libre y está asociado a cada una de las figuras. Subyace también siempre la idea de que se trata de mujeres creativas, de vocación abierta al mundo, de las que surgen diferentes aportaciones según su estilo particular; de ahí esa sección y apertura de los rostros.

Retratos+fotocopiados+NT.jpg


En cuanto al proceso técnico, tras imprimir y recortar los retratos a lápiz, pegué las piezas y las escaneé, manteniendo el tono azulado del grafito para distinguir mejor qué partes son dibujadas por mí y cuáles son imágenes en blanco y negro que tomo prestadas -de repositorios de libre acceso- . Además de realizar las composiciones, añadí también una pincelada de color a cada imagen, un color que se expande a partir de las figuras y salpica los diferentes elementos, como reflejo de esta irradiación personal. La maquetación se ajustaría, según me dijeron, a mi propuesta, de manera que pensé que, si se viera oportuno, sería posible emplazar más de estos círculos en otros lugares de la página. Así ha sido después, con un resultado fabuloso, pues también se ha jugado con esos colores en los títulares de los distintos epígrafes y los textos destacados.

Con estas premisas, pues, compuse los retratos, acoplando los distintos elementos de cada uno de ellos. En esta fase, se trataba de ajustar los diferentes elementos entre sí y con el dibujo. El resultado completo puede verse AQUÍ, en el número 707 de Nuestro Tiempo, a cuyos responsables -y especialmente a mi interlocutora, Ana Eva Fraile, jefa de redacción de la revista- agradezco la confianza en mi trabajo y la libertad absoluta que me concedieron desde el primer momento. Y agradezco también el hecho de haberme empujado a la creación en un momento en que tal vez por mí misma no hubiera podido emprender un nuevo proyecto. En mi pequeña historia personal, muy lejana de la de estas mujeres extaordinarias, ellas quedarán asociadas a este momento extraño y complejo, tal vez crucial, de nuestra existencia.

Edith Wharton (1862-1937)

Edith Wharton (1862-1937)



In revista, work process, magazine, proceso de trabajo Tags pencil, portraiture, retrato, lápiz, collage, prensa, press
Mi mirada sobre “Belleza” (1993), en la exposición Olafur Eliasson: en la vida real, Museo Guggenheim Bilbao, 2020

Mi mirada sobre “Belleza” (1993), en la exposición Olafur Eliasson: en la vida real, Museo Guggenheim Bilbao, 2020

"Otras miradas/ Other views" sobre "Olafur Eliasson: en la vida real", en el Museo Guggenheim Bilbao

July 26, 2020

[ENGLISH version below]

Tras su paso por la Tate Modern, la espectacular Olafur Eliasson: en la vida real había llegado al Museo Guggenheim de Bilbao antes de que estallara la pandemia como tal. Comisariada por Mark Godfrey y Lucía Agirre, la exposición constituye un recorrido por la obra del artista danés/islandés entre 1990 y el momento actual a través de una treintena de sus piezas de muy diferente naturaleza, aunque con un punto común: el hecho de que sitúan al espectador en el núcleo de la obra de arte.

Olafur Eliasson se interesa por la percepción del mundo y nos conduce a través de sus trabajos a un cuestionamiento de la experiencia sobre aquello que nos rodea; también a algo muy necesario en nuestros días: la aceptación de la variabilidad en la percepción humana, que de lo sensorial podemos extrapolar a lo abstracto. Surgen de su estudio en Berlín infinidad de propuestas que se materializan de muy diversas maneras. Desde obras de ingeniería a lámparas solares, todas tienen al ser humano como centro, no en el sentido de la representación sino de la recepción.

Tras la reapertura de la exposición, los responsables del museo plantearon un “reto” a ocho ilustradores: plasmar nuestra mirada personal sobre una de las piezas o instalaciones de En la vida real, y he tenido el privilegio de formar parte de este pequeño grupo de compañeros seleccionados a través del catálogo de la APIE / Euskal Irudigileak. Acompaño a Ane Pikaza, Leyre Urbeltz, Alberto Muriel, Higi Vandis, Yolanda Mosquera, Myriam Cameros y Janire Orduna en esta iniciativa denominada Otras miradas.

La visita guiada por las diferentes salas de la exposición, a cargo de Lucía Agirre, fue un verdadero lujo y nos permitió el contacto -en sentido literal- con las obras, entre las cuales debíamos escoger una para plasmar nuestra propia visión.

Elegí, sin competencia -la distribución resultó sencilla-, “Belleza”, una instalación de dimensiones variables concebida en 1993, que asépticamente podría describirse por sus componentes: foco, agua, boquillas, madera, manguera, bomba, pero que también podríamos definir, desde la percepción, como un paradójico arcoíris nocturno. La obra, pues, me resultó especialmente sugerente porque no solo ofrece una dimensión sensorial rica -visual, sonora y táctil- y por ello muy lúdica, sino que presenta también, a mi modo de ver, una carga simbólica especial: permite, en medio de una gran sala donde domina la oscuridad, el viaje al interior de un arcoíris.

Este se consigue, efectivamente, gracias a la fina neblina emitida por una serie de conductos instalados en el techo, sobre la que se proyecta la luz de un foco. La cortina de agua varía en intensidad, y también lo hace, dependiendo de la posición y la mirada del espectador, la percepción del color. En fin, probablemente poco importe esto demasiado a los visitantes más jóvenes, o a quienes por su manera de ser y experimentar lo que les rodea estén más atentos, como yo, al efecto que al mecanismo. Para mí la experiencia se centra en esa posibilidad asombrosa de escuchar, ver e incluso mojarse en un imposible: un arcoíris en medio de la oscuridad.

¿No es verdaderamente una belleza?

Lucía Agirre explica la obra desde la obra misma en este vídeo (minuto 0:45, aunque lo interesante es también el contraste con la sala anterior):

Mi primera intuición tras la visita fue la que se plasma finalmente en el resultado: una experiencia infantil de ese arcoíris mediante la técnica del estarcido. Sin embargo, alguien comentó justamente la posibilidad de realizar ese mismo motivo, de manera que decidí imtentar algo más conceptual con lo que no terminaba de identificarme -por eso no lo muestro aquí- ;), pese a reunir algunas condiciones personales.
En fin, con este intento en la recámara, me propuse probar con mi primera intuición empleando el estarcido, una técnica que aprendí con la maravillosa Julia Wauters en su taller de Vilustrado 2018 (Valladolid Ilustrado), donde experimentamos con dos posibilidades para la cubierta de un libro.

La vida es muy curiosa, y recuerdo perfectamente que disfruté muchísimo mientras pensaba que probablemente nunca volvería a emplear una técnica que no podía llevarme al sofá (uno de mis lugares preferidos para dibujar). Pues bien, dos años después es una de mis favoritas, y la he utilizado ya en distintos trabajos: un calendario, algunos artículos sobre juegos infantiles de mi amigo David Mariezkurrena y una colaboración en un artículo fantástico de Inés Puig sobre Petr Ginz en la Revista La leche. De hecho, ahora mismo estoy trabajando en dos libros con esta misma técnica, que me permite un altísimo grado de abstracción del que no soy capaz en otros casos.

Ofrezco aquí algunas fotos de las fases de este proceso.

Tras el dibujo en un papel corriente, un folleto o unas instrucciones de montaje (que también han servido alguna vez ;) ), se recorta la pieza.

Silueta.jpg

Aunque en otras ocasiones aplico la tinta en el interior de la silueta, en este caso, importaba que el fondo fuera oscuro, de manera que lo hice a la inversa. Alrededor de las siluetas recortadas fui rellenando el espacio de la página con golpecitos de la brocha bien cargada de tinta, incidiendo con brochas más estrechas para reproducir las formas del agua. A continuación, fui dando sombras a las figuras, para lo que voy recortando sus diferentes partes o empleando otras piezas de papel para cubrir aquello que debe permanecer más claro e insistir en los diferentes sombreados.

Por ejemplo, para oscurecer el vestido sobre otros elementos, habría que cubrir estos (yo lo hago pegándolos al papel con piecitas de cinta de carrocero o sujetando bien con la mano que no emplea la brocha). Lo que queda tras el proceso es un despiece de las figuras. Si uno se siente algo inseguro con el resultado, pero satisfecho con las siluetas, se podrían fotocopiar los dibujos para contar con más ocasiones de prueba (yo soy, en general, bastante kamikaze y suelo lanzarme, pero tal vez no sea lo más aconsejable).

Proceso 2.jpg

Y, después de todo, la primera prueba resultó útil en más de un sentido, y es que en ella había dibujado con lápices de colores la cascada de arcoíris, con lo que, finalmente, pude incorporarla al montaje digital.

Para mí ha sido un placer retomar tinta y brochas para plasmar mi versión de “Belleza”, este arcoíris sensorial donde cualquiera puede disfrutar imaginando lo imposible, como el surgir de una bandada de pájaros, pero otros lo harán observando la naturaleza misma de la instalación. Es una de las muchas virtudes de esta exposición fantástica: que puede disfrutarse solo o en compañía, también en familia, para compartir después miradas y sensaciones sobre las piezas que conforman “Olafur Eliasson: en la vida real”, que bien vale una nueva visita a Bilbao.

Vaya mi agradecimiento al Museo Guggenheim por la propuesta y a la APIE por su mediación y gestión en este proyecto que, realizado en un plazo breve, no ha podido estar en mejores manos.

Y cierro ya con un enlace a la nota difundida a partir de la rueda de prensa del 23 de julio en el mismo museo, donde volvimos a reunirnos para compartir los resultados de nuestras miradas sobre las diferentes obras de la exposición, que conforman este interesante y diverso mosaico:

Mosaico expo.jpg


OTHER VIEWS ON “OLAFUR ELIASSON: IN REAL LIFE”, AT THE BILBAO GUGGENHEIM MUSEUM

My own view on Beauty 1993

My own view on Beauty 1993

Afer its exhibition at the Tate Modern, the stunning Olafur Eliasson: in real life was installed at the Bilbao Guggenheim Museum before the covid-19 crisis.

Curated by Mark Godfrey (Tate) and Lucía Agirre (Guggenheim), the exhibition is a true journey across the Danish/Icelandic artist’s works between 1990 and the current time, bringing together over 30 pieces ot different nature; all of them place the visitor at the heart of the piece of art.

Olafur Eliasson puts perception and experience at the center of his work, and leads to personal questionning  of  our experience about the world that surrounds us, and thereby to acceptation of variabiliy in human perception and thinking, something so necessary nowadays. From his sudio in Berlin he offers different proposals that come to life in different ways: from enginnering works such as a bridge, to solar lamps: all of them put the human being at the center, not as representation, but mainly as recipient or adressee.

After the exhibition reopening, the Museum challenged eight illustrators to reflect our own personal view on one of the pieces of In real life, and I’m honored to be one of the chosen artists which were selected from the APIE (Basque Illustrators Association) catalog. I’m in this initiative, called Other Views along with Ane Pikaza, Leyre Urbeltz, Alberto Muriel, Higi Vandis, Yolanda Mosquera, Myriam Cameros y Janire Orduna.

The Bilbao curator, Lucía Agirre guided us on a tour of the exhibition; this was a true luxury and allowed us the contact (literally) with the different works among which we had to choose one.

I selected with no competition -I must say the disfribution was easy- Beauty, 1993, a work that could be aseptically be described as an installation of fresnel lamp, water, nozzles, hose, wood and pump, the elements that compose it, but that could also be defined as a paradoxical nocturnal rainbow. I found the work suggesting not only because of the rich experimental dimension it offers (involving sight, ear and touch): it also provides a playful experience as well as an special symbolic load as it allows the visitor a trip “inside a rainbow”.

This is possible thanks to a a curtain of fine mist spread from the ceiling of a darkened space that receives light from a spotlight that shines thorugh the water droplets, making a rainbow visible from different spots, depending on the position and look of the viewer. Anyway, this might not be very important for children visiting the room, or for people like me, that are more interested by the impression or the effect than by the means of getting this result. In my case, the true experience is this amazing possibility of listening to, looking at or even getting wet by something impossible: a rainbow in the darkness.

Isn’t it a true beauty?

My first intuition after the visit was doing something like the work I finally did: a childhood experience, but someone mentioned it , so I thougt I should try something different and more conceptual, but I could’t really identify myself with the result -that’s why I’m not showing it ;)-, so, having that first attempt ready, I tryed my first intuition using stencil, a technique I learnt from the great Julia Wauters at her wokshop in Vilustrado 2018 (Valladolid Ilustrado); on that occasion we created two differents covers for the same book.

Life is strange and I remember myself thinking I would never use that enjoyable process again (I find it really relaxing), simply because it wouldn’t suit my couch (I love drawing on the couch). Well, two years after that workshop I’ve already used stencil in two projects: a calendar commission and a collaboration for the magazine La leche, illustrating an article of Inés Puig on Petr Ginz. In fact, I’m working right now on two books with stencil, a technique that allows me a different degree or abstraction that I can’t reach with pencil or other means.

I show here some pictures of the different phases of this process.

First, I draw on any kind of paper and then cut the silhouette.

Silueta.jpg

Although on some occasions I apply ink inside the shapes, in this case I needed a dark background, so I did the process the other way around: I applied ink around the characters and then different layers of shadow inside them, covering the parts I want to keep lighter. I used different brushes to get light differences and represent texture nuances.

What remains at the end of this process are different small pieces of the original shapes. If one feels a bit insecure about the technique, I would advice making photocopies, but I’m quite a kamikaze: I tend to concentrate and usually forget about taking precautions.

descuartizamiento.jpg

And after all, that first attempt was also useful, because I used the colorpencil drawing of the rainbow curtain I had made, and I digitally assembled both layers.

It was a great pleasure to use ink and stencil brushes to depict my own vision of Beauty, this sensorial rainbow where anyone can enjoy imagining what seems impossible, as a flock of birds emerging from the intersection between light and darkness. Others might also enjoy attending at the mechanism of the installation and experiencing their own perception. This is one of the main virtues of this great exhibition that anyone can enjoy alone, but specially sharing experiences and views with friends and family. Olafur Eliasson: in real life deserves a new visit to Bilbao. 

I’m really thankful to the Guggenheim Museum for this invitation and to Euskal Irudigileak-APIE for their support in this project. I really enjoyed every step of the process, and love the great and diverse results of my colleagues:

Mosaico expo.jpg







In challenge, proceso de trabajo, reto, work process Tags ink, tinta, estarcido, pochoir, stencil, mixed media, técnica mixta
Recreación de una disputa entre mujeres en la calle de las Carnicerías viejas de Pamplona, en 1536.

Recreación de una disputa entre mujeres en la calle de las Carnicerías viejas de Pamplona, en 1536.

Voz y letra de Mujer. Universos discursivos femeninos (siglos XVI-XIX)

May 4, 2020

No pensaba, cuando retomé el dibujo, ni más tarde, al ver publicados algunos trabajos de ilustración, que mi labor investigadora pudiera confluir algún día con esta otra actividad. Me equivocaba. Está claro que la vida puede deparar aún sorpresas.

La convergencia de intereses se ha dado en esta exposición que ha acogido en primer lugar la Biblioteca de Navarra en su patio y que pronto debería haber ya viajado a otro destino. Como tantos asuntos frenados por el covid-19, permanece aún en ese espacio fantástico, después de haber recibido visitas durante una única semana.

Expo desde arriba.jpg

Hay un doble origen en estas ilustraciones que acompañan y divulgan la tarea de una parte del equipo investigador del proyecto Universos discursivos e identidad femenina: élites y cultura popular (1500-1850) (har2017-84615-P del MINECO) . En efecto, aunque el equipo es más amplio, he trabajado en esta exposición junto con sus dos investigadores principales: Jesús Mari Usunáriz, del Dpto. de Historia, y Cristina Tabernero Sala, mi colega en el Dpto. de Filología; ambos departamentos pertenecen a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra.

No me extenderé demasiado en los entresijos de esta investigación en la que el equipo filológico debe el primer acercamiento a la documentación contenida en el Archivo General de Navarra y el Archivo Diocesano de Pamplona a nuestro colega historiador, quien ha revisado en primera instancia una cantidad ingente de materiales sobre los que luego hemos podido aplicar otros métodos y análisis. En mi caso, y por explicar cómo han venido a coincidir estas dos facetas, de las cuales este blog suele recoger solamente una, la ilustración, diré solamente que al iniciarse el inktober de 2019, me encontré con ganas de participar, como hago habitualmente, aunque andaba bastante ocupada, entre otras cosas, dando forma de capítulo a la comunicación que en septiembre había presentado al congreso de la red CHARTA en Sevilla, Documentos y monumentos para la historia de la lengua española. Me había centrado para este encuentro en algunos procedimientos gramaticales de intensificación -estrategia pragmática que los hablantes empleamos con diferentes fines- en correspondencia femenina contenida en varios litigios dieciochescos por ruptura de promesa matrimonial, y para ilustrar mi presentación power point en el congreso había recurrido a algunas pinturas de la época.

Pues bien, llegado octubre y con poca disponibilidad para pensar, se me ocurrió que hacer un dibujo diario a tinta de mujeres en actividades relacionadas con la correspondencia (escritura, sellado, lectura, entrega) podría surtirme de material propio para la próxima ocasión y, al mismo tiempo, constituir un ejercicio de sofá breve y relajante, que titulé Frufructubre (pues no se trataba más que de “zaszasear” algunos apuntes que previsiblemente se llenarían del frufrú desprendido de las sedas y otros tejidos más toscos o más leves). Simplemente quería reproducir obras o detalles de pinturas y grabados sin pensar demasiado, tarea que, por cierto, me llevó al descubrimiento de la obra de algunos pintores, como Antonio Rotari o Jean Étienne Liotard.

Tinta a partir de “Joven escribiendo una carta de amor” de Pietro Antonio Rotari (c. 1755), del Tintubre de 2019

Tinta a partir de “Joven escribiendo una carta de amor” de Pietro Antonio Rotari (c. 1755), del Tintubre de 2019

El caso es que tontamente añadí algún texto explicativo en este sentido a las primeras tintas, y resultó que las palabras también parecían interesar a los compañeros que durante aquellos días habían emprendido sus propias series. Aunque di entonces algunas pinceladas de carácter lingüístico, no quería desvelar demasiado de materiales que se hallaban en proceso de investigación y en su mayor parte inéditos, de manera que incluí aspectos relativos a la materialidad y al hábito de la correspondencia, pero también temas sociales, como el amor y el cortejo, o más frívolos, como las modas del siglo, y esto en relación con las imágenes. Las treinta y una publicaciones de ese mes de tinta pueden verse (y leerse) en el álbum correspondiente del Tintubre en facebook, aquí, recogidas en mi cuenta de IG o en la de @Cartasaextranas, que ha querido hacerse eco de aquel trabajo, o simplemente rastrearse con la etiqueta #Frufructubre.

Si me mantuve constante fue básicamente por el interés de los lectores, que un día comenté con mi compañera; fue, así, sugerencia de Cristina Tabernero en primer lugar llevar a cabo esta exposición de transferencia de la investigación a la que comenzamos a dar forma definitiva a partir de enero.

Determinamos entonces la doble vertiente de VOZ y LETRA de mujer, que, desde el punto de vista de la ilustración me supuso el reto de imaginar las escenas que podrían ilustrar las disputas contenidas en los litigios por injurias en los que al menos una de las implicadas era mujer; a ellas se sumarían nueve de las tintas ya realizadas para acompañar los fragmentos de las cartas de tema amoroso. Esta duplicidad de la muestra puede verse resumida en el texto que acompaña esta imagen:

panel INTRO virtual.jpg

Así pues, entre finales de enero y las primeras semanas de febrero, mientras mis colegas daban forma a la web que contendría algo ampliada la información de la exposición, yo me documenté sobre diversos aspectos de la vida cotidiana en la Navarra de la Edad Moderna, en especial acerca de la indumentaria y costumbres femeninas, pero también sobre otros aspectos materiales, que me llevaron a construir, a partir de la documentación seleccionada, nueve escenas comprendidas entre la primeras mitad del XVI y los primeros años del XIX. También me nutrí de la obra de pinturas y grabados de estos siglos. En cuanto a la técnica, como se ve, y para dotar de coherencia al conjunto, seguí trabajando con tinta (rotulador fino, pincel de tinta y agua).

Damas y criada se lanzan insultos, como puercaça, pixiacamas ‘meacamas’ y otras lindezas

Damas y criada se lanzan insultos, como puercaça, pixiacamas ‘meacamas’ y otras lindezas

Los paneles para la exposición, que incluyen imagen, texto y códigos QR que remiten a la web, fueron impecablemente maquetados por Itziar Goñi, de Horixe Diseño, en un tiempo récord y quedaron así de bien.

Bañarán y Jiménez.jpg

La exposición se inauguró en la Biblioteca de Navarra, a quien agradecemos la disposición y facilidades, así como su afectuosa acogida. También el público que la pudo visitar en la semana previa al estado de alarma desencadenado por la crisis del coronavirus nos manifestó su interés por las palabras de estas mujeres hasta entonces anónimas y por la imagen que ellas ofrecen, por un lado, de las relaciones amorosas a través de la carta privada y, por otro, de la confrontación en los espacios públicos.

Inauguración de la exposición, el 6 de marzo de 2020.

Inauguración de la exposición, el 6 de marzo de 2020.

La repentina clausura -acontecida como tantas otras- ha dado más sentido a la página web de la exposición creada desde el propio proyecto, que puede visitarse en sus diferentes secciones, incluyendo algunas publicaciones de los tres investigadores implicados (el menú se encuentra en la parte superior derecha), y a la exposición virtual organizada desde la propia Biblioteca en su esfuerzo por mantener la programación cultural a través de distintos cauces durante todo este tiempo de confinamiento.

También los lectores del blog que hayáis llegado al párrafo precedente estáis cordialmente invitados a asomaros a la intimidad de estas mujeres en su correspondencia, y a los antimodelos femeninos de la Edad moderna a través de los insultos que podían recibir y proferir ante testigos. Todo ello conduce, en realidad, al ideal femenino de la época, que contrasta, a los ojos actuales, con nuestros propios modelos, pero, sobre todo, presenta el interés del testimonio directo de la palabra -escrita o hablada- de estas mujeres concretas.

In exposición, exhibition, work process Tags ink, tinta
CRACKLEBOX FINAL.jpg

The Intimacy of Strangers, CRACKLEBOX (2019)

December 18, 2019

Llegué a saludar personalmente a Diego Caro hace unos diez o doce años, en el campus, cuando él acompañaba a una alumna mía de por aquel entonces, pero llevábamos tiempo ya reuniéndonos virtualmente, junto con otros asiduos, en La idea del Norte, el blog de nuestro amigo común Mariano Jiménez, que nos surtía a través de la pantalla de recomendaciones literarias, musicales, cinematográficas y también (y sobre todo) de apuntes personales en aquella maravillosa sección de “Asuntos propios”. En 2009 -acabo de comprobarlo-, curiosamente, Diego diseñaba la cubierta y yo firmaba el prólogo del segundo volumen en papel de aquella bitácora personal. Ahora me ha tocado a mí poner la imagen a la carátula del disco del que él ha compuesto gran parte de la música y la letra. Vueltas y revueltas de la vida.

Pues bien, la Idea echó un día el cierre, pero el contacto con este arquitecto que realiza su tesis doctoral en Hong Kong, donde da clases en la universidad, ha seguido a través de las redes sociales (también tiene un blog al que merece la pena asomarse). Él encauza una parte de su creatividad en Cracklebox, una banda internacional de pop-rock melódico de Hong Kong en la que han confluido dos ingleses, un estadounidense, un francés y un español -sí, suena un poco a chiste clásico ;)-. De este modo se describen en la página de Sobering Reflections, el trabajo que lanzaron con tres primeros temas -ahora contenidos en el nuevo álbum-en agosto de 2018:

Cracklebox brings together the musical talents of four countries to create an energetic and pulsing sonic palette that sweeps from a classic rock sound to melodic pop, delivering a blend of music and mirth as seamlessly as two sides of a circle.

En aquel verano me resultó imposible colaborar con este lanzamiento en un videoclip del grupo, pero a principios de este pasado octubre me llegó esta propuesta a la que no me pude resistir. Y esto por dos motivos.

En primer lugar, porque me gusta la música que hace Cracklebox, que me trae ecos de ese mismo género en las últimas décadas del XX (entre las muchas músicas que me han gustado están grupos como Crowded House o Keane, por mencionar un par a cuyo sonido me recuerdan, sobre todo por la parte vocal). Ellos mismos confiesan, sin embargo, otras influencias que se perciben también, creo: Red Hot Chilli Peppers, Incubus, Coldplay, Pink Floyd, Oasis, the National... En realidad, cada cual bebe de sus propias fuentes, y el resultado puede juzgarse en temas como este Fall with you, uno de mis favoritos:

Sí, Cracklebox suena muy bien.

Pero, además, la petición venía ya acompañada de una idea que me vi capaz de representar. No siempre sucede así, y creo que hay que considerar los retos, pero también conocer los propios límites. La idea en cuestión consistía en dos sujetos enfrentados y “neutros”, desde cuyas cabezas se proyectarían diferentes elementos, y con diferentes me refiero también a dispares entre sí y contrastados con respecto de las figuras. El título del álbum iba a ser The Intimacy of Strangers, y se me concedía libertad para usar dibujo o collage, o ambos. De los correos electrónicos cruzados y de los temas que ya había escuchado se desprendía cierta idea del “ruido vital” que puede producir una urbe como Hong Kong y yo creí también percibir una sensación de cambio personal, de transición hacia la madurez, y de crisis (coincidía, también, nuestra conversación en diferido con la agitación de las protestas, la represión y los enfrentamientos de finales de octubre y principios de noviembre).

Contaba con poco tiempo -coincidía la propuesta con otras que no iba a poder atender-, pero se trataba de hacer una única imagen, pues el álbum iría en formato digital, y quedamos en que del resto de ajustes (fijar el texto definitivo u otros detalles) podría ocuparse Diego.

Vi enseguida la posibilidad de reflejar esa neutralidad de las figuras mediante la grisura del lápiz, de manera que dibujé dos perfiles contrapuestos algo andróginos y sin adornos, basados en alguna fotografía para mantener cierto realismo en las sombras, esencialmente, pero con una interpretación muy libre y “rapando” el pelo a los protagonistas. Esta fase fue trabajo de sofá un jueves por la noche, para intentar aprovechar el fin de semana, que era de tres días, coincidiendo con el festivo del primero de noviembre.

Conseguí, además, controlar el impulso de recortar los originales (frenar esos impulsos me cuesta bastante si estoy muy concentrada en la tarea de crear algo, ay), así que los escaneé para poder hacer pruebas -aunque finalmente salió con la primera ;)-.

Cracklebox%2Bfotocopias.jpg

Quedaba, pues, recortar las cabezas, rebuscar entre las revistas (normalmente no tengo muchas, pero había reunido unas cuantas, además de algunos folletos de viajes) y comenzar a jugar.

Cracklebox%2Bprueba%2B1.jpg

Mientras, iban llegando más temas, que hablaban de asuntos variados: hay amor en Eve, las adicciones están en el fondo de Malevolent Shadow, la paternidad en Talking to myself, el paso del tiempo en Find our way o un terrible suceso acontecido en el metro de HK -un hombre se prendió fuego en un vagón- en Risk Factor. La idea era reflejar también esa heterogeneidad en la metáfora visual: la mente como continente y propagador de ideas, vivencias, sentimientos, obsesiones.

Diego me había manifestado su interés en conservar el trabajo original, por eso realicé un collage manual, algo que complicaba algo la tarea en el sentido de que debería encontrar elementos que más o menos guardaran las proporciones que imaginaba para ellos en relación con los individuos. Me hice con recortes diferentes e hice distintas pruebas que fotografié para poder mostrarlos antes de encolar. Me pareció que la solución de los bustos mediante relieves que produjeran un efecto de insularidad se ajustaba también al concepto.

Cracklebox+pruebas+3.jpg

Aunque probé también otras disposiciones o ideas, que cristalizaron, entre otras, en esta imagen (que terminó finalmente en el reciente catálogo de Euskal Irudigileak, por cierto). Se la mostré también a Diego, junto con otras cuantas pruebas, pero como un producto más del juego, sin vínculo con el trabajo:

Cracklebox vegetal.jpg

Los resultados fueron muy bien acogidos y, tras verlo con el resto de la banda, finalmente también esta última imagen aportó algo, pues decidimos que podría ser interesante usar un fondo en acuarela pero yendo más a azules, y también que la comunicación que se desprendía del gesto de las cabezas en la propuesta verde podía resultar interesante, así como añadir más elementos presentes o aludidos en las canciones y establecer también una conexión entre los de ambos individuos. Preferí, por si era necesario hacer cambios, manchar el fondo por separado y colocarlo después con Photoshop, y propuse una última prueba:

(Está claro que no valgo para fotógrafa de IG :P)

(Está claro que no valgo para fotógrafa de IG :P)

Quedaba por afinar si se añadían nuevos elementos y, sobre, todo, la disposición del texto. Aporto aquí una de mis propuestas finales (fueron unas cuantas), con el nombre del grupo disperso entre el totum revolutum superior, que logré enviar el martes después del puente, según una idea de disposición del título del propio Diego. Con eso quedaba lista la parte del trabajo a la que me podía comprometer por entonces.

Cracklebox letras voladoras.jpg

El cierre de la universidad por los disturbios de principios de noviembre en Hong Kong proporcionó algo de tiempo al grupo para revisar esos aspectos pendientes, y me presentaron con muchísimo respeto una versión que incorporaba digitalmente nuevos elementos con sentido para la banda, indicando que podía permanecer la anterior versión si no me parecía bien la nueva. Yo entiendo, sin embargo, que esa incorporación forma parte del proceso de negociación del resultado y que, de haber concebido el trabajo desde un primer momento como digital y haberse prolongado en el tiempo, podría haber dado cabida a cualquier elemento y en cualquier tamaño o color. En fin, que si las piezas nuevas presentaban un sentido para el grupo, no había ningún problema en incluirlas, porque, además, no había distorsión de mi propuesta, sino enriquecimiento. Finalmente, se decidió también una tipografía y disposición más clásica, probablemente también más clara, aunque personalmente me gustaba esa idea de dispersar las cuatro palabras del título y realizar una lectura global, no lineal.

Y la imagen que abre esta entrada es el resultado final, que puede verse en las plataformas a las que iba destinado. Pero, sobre todo, merece mucho la pena escuchar The Intimacy of Strangers (especialmente para aquellos a quienes nos pilla un poco lejos Hong Kong, donde el grupo actúa en diferentes escenarios y ocasiones). El disco está disponible a un clic en : Spotify, Apple Music, Bandcamp y SoundCloud.

Para mí ha sido un placer formar modestamente parte de este proyecto con el que he disfrutado tanto por partida doble: escuchando la música de Cracklebox mientras me concentraba en la parte lúdica que entrañaba el proceso de dibujar, recortar y componer esta imagen. Es verdaderamente una gran suerte que la vida proporcione estas ocasiones para poder seguir jugando.



In collage, digital, music, música, proceso de trabajo, work process, artcover Tags pencil, lápiz, dibujo, Cracklebox
La cometa de los sueños.jpg

La cometa de los sueños (Cuento de Luz, 2019)

November 1, 2019

No hace mucho que se ha publicado La cometa de los sueños , editado en español e inglés por la editorial Cuento de Luz, donde he tenido el placer de acompañar con mis ilustraciones los textos escritos por PIlar López Ávila y Paula Merlán.

El trayecto que nos ha llevado hasta la culminación de este trabajo se inició cuando en septiembre de 2018 recibí, un día después de mi cumpleaños, como un regalo ligeramente tardío, un correo de Pilar. Allí me explicaba que estaba escribiendo a cuatro manos con Paula Merlán unos breves relatos que trataban “de reflejar la realidad de muchos niños y niñas de todo el mundo que tienen sueños y esperanzas aun viviendo con dificultades; niños que no pueden ir a la escuela, que tienen que trabajar a pesar de su corta edad, que sufren violencia en las calles, hambre, abandono o falta de atención, pobreza… “. Y continuaba con su idea de que, en el libro, los sueños adoptaran “la forma de una cometa, que es diferente según el lugar del mundo y el sueño de cada niño o niña”. Me proponían realizar un par de ilustraciones para este proyecto solidario que querían presentar a Ana Eulate.

He de decir que tanto la idea como los textos me gustaron: ambas autoras mostraban con realismo y sencillez, pero a la vez con lirismo, las diferentes situaciones y los sueños que habían ideado para sus protagonistas, evitando las soluciones fáciles o los lugares comunes, y dejando al lector la tarea de extraer sus propias conclusiones.

Mi problema, cómo no, era el tiempo, pero realicé las ilustraciones correspondientes a los sueños de Amàlia, una niña portuguesa, y a Mohesiwä, un niño de la tribu yanomami de la selva amazónica.

Primer dibujo para la primera ilustración del libro. Amàlia sueña en una playa de Portugal.

Primer dibujo para la primera ilustración del libro. Amàlia sueña en una playa de Portugal.

Dibujé a lápiz, pensando en colorear con Photoshop, pero me di pronto cuenta de que eso supondría pasar nuevas horas eternas frente al ordenador, algo que ya me corresponde suficientemente en el trabajo, así que decidí probar con la acuarela, que retoqué con rotuladores y lápices de colores.

Las técnicas rápidas al agua me gustan. Me recuerdan a la época, entre los 13 y 15 años, en que recurría a la acuarela con frecuencia, imagino que por la misma razón por la que lo sigo haciendo hoy: por la posibilidad de asomarme a los resultados casi inmediatamente, y por el punto imprevisible del agua. Hacer este libro me ha recordado a aquel tiempo.

Por otra parte, en cuanto a qué representar, había varias opciones: plasmar los sueños de los niños, podía intentarse también una combinación de sueño y realidad… Pero finalmente, pensé que esto tal vez sobrecargaría las dobles páginas, y en caso de optar, me pareció que tenía mayor interés el dar a conocer las diferentes realidades de los protagonistas, que, levemente descritas -más bien nombradas- en los textos, constituían el germen de aquellos sueños y aquello que precisamente queríamos dar a conocer. Cada niña o cada niño de estos breves relatos ve conformados sus deseos por su entorno y sus circunstancias. Intentaría, pues, situar a las personas en su realidad, que da la clave para la medida de sus deseos.

Desde un punto de vista formal, pensé que algunas ilustraciones podrían ir a doble página, pero que otras ocuparían únicamente la página impar, aunque invadiendo con algunos de sus elementos el blanco de la par, y así dispuse la imagen para los sueños de estos niños de Portugal y la Amazonia. Lo explicaba entonces en un correo: “se trataría, puesto que no hay secuencias narrativas, de jugar con diferentes planos, composiciones y escenarios en los distintos textos. No se ha pensado en una paleta uniforme para todo el libro, sino precisamente en reflejar la diversidad también a través del color, y que sea el motivo de la cometa el nexo de unión; pero cabría pensar en ello…”.

Amazonia+DEF+web.jpg

Envié ambas ilustraciones terminadas sin demasiada convicción; pensaba que probablemente la editorial aceptaría el proyecto sugiriendo que lo ilustrara otra persona, lo cual me parecería perfecto, pues tal vez buscaran algo menos “realista” o menos “tradicional”, y así se lo comenté a Paula y Pilar. Por eso me sorprendió la respuesta casi inmediata de Ana, de Cuento de Luz, a quien entusiasmaba no solo el texto, sino también las ilustraciones, de manera que fijamos el final del verano de 2019 como fecha límite para la entrega.

Realicé entonces un storyboard teniendo en cuenta la diversidad de planos, y también esa alternancia que me había propuesto entre ilustraciones dobles y de página impar. (He de decir que mis storyboards no son precisamente muy elaborados, pero suelen mostrar lo esencial, y las modificaciones, aunque las haya, no constituyen cambios drásticos…).

Cometas storyboard.jpg

E inmediatamente me puse a la tarea de documentación y dibujo. En cuanto a lo segundo, quería evitar cambios en el trazo, por lo que decidí terminar lo antes posible las catorce ilustraciones restantes. Y en lo que respecta a lo primero, sabía que requeriría mucho trabajo, pues de bastantes de los escenarios carecía incluso de imagen estereotipada y, en cualquier caso, no deseaba quedarme anclada únicamente en lo arquetípico. Así pues, indagué en las personas -con su indumentaria-, los quince escenarios y circunstancias, urbanos y naturales -con su flora y fauna-, y en sus respectivos elementos. Cada uno de los protagonistas de estos relatos se basa, pues, en muchas niñas y niños reales, pero ninguno responde claramente a una única referencia; algo parecido sucede con los entornos.

Detalle de la ilustración correspondiente a Angola.

Detalle de la ilustración correspondiente a Angola.

Como suele pasarme, el trabajo progresó en función de mi tiempo libre y, sobre todo, de mis vacaciones, pero a finales de marzo contaba ya con los dibujos de todas las ilustraciones del interior, y fue en las vacaciones de Semana Santa, tardías este 2019, cuando comencé a aplicar el color. Con tal diversidad de tipos y lugares resultaba complicado encontrar una paleta uniforme, y eso me inquietaba bastante en cuanto al resultado final, de manera que, para dotar de mayor coherencia cromática al conjunto pensé en conectar las diferentes imágenes a través de algunos tonos.

Por ejemplo, la cometa azul tras los niños de Manila (que no se ve en la fotografía de abajo) y el azul de los cuencos conectan con un azul de la imagen que los precede, y los colores de sus ropas (malvas y naranjas) se integran en el paisaje de Cable Beach, Australia, en el pantalón y la cometa de Jake, y así sucesivamente. En cualquier caso, este es, sin duda, mi trabajo más colorido.

68685675_2264214580557559_4165295387155890176_n.jpg

Tras aplicar la acuarela en un papel no muy apropiado -la idea inicial era Photoshop-, lo confieso (y nunca más me volverá a suceder), volvía a otros materiales: nuevamente grafito, pero también rotuladores finos en algunos casos, y lápices de color -acuarelables o no- , un poco al buen tuntún, según a mi juicio lo iba pidiendo la ilustración.

Proceso para la ilustración del sueño de Xia, en China.

Proceso para la ilustración del sueño de Xia, en China.

Una vez escaneadas las imágenes, inevitablemente tocaba volver al odiado (y amado) Photoshop, para los últimos ajustes: la fase más aborrecible, porque al final de un proyecto nos va ganando la impaciencia. Sin embargo, he de decir que, con las ilustraciones terminadas, no tuve que dedicarle tanto tiempo a estos procesos que cuestan pero mejoran el trabajo manual, con el que tanto he disfrutado en este libro por esa vuelta a modos de hacer que sentía muy lejanos. De hecho, necesitó menos de lo previsto, de manera que pude entregar algo antes de la fecha acordada, lo que ha adelantado también la salida de este libro.

China centro limpio web.jpg

Indicaba al comienzo del post que desde el inicio el proyecto nacía con la voluntad de contribuir a que los sueños que albergan muchas niñas y niños en diferentes lugares de nuestro planeta pudieran hacerse realidad. Esto es algo que no hemos perdido de vista a lo largo de todo el proceso y que ha tenido un efecto claro en el modo en que he abordado estas historias, pues constantemente tenía la sensación de que la existencia de los protagonistas era concreta y real fuera del papel. Obviamente, no es así en sentido estricto, pero de alguna manera sí lo es: yo sé que Eliasen, Juana, Adilson o Lis existen con otros rostros, pero con las mismas o similares aspiraciones.

14 Angola web.jpg

Con el objetivo de que muchos de estos sueños resulten alcanzables, la mitad de los beneficios que corresponden a las tres autoras se destinará a los proyectos que la ONG Agua de Coco desarrolla en favor de la infancia en distintos lugares del mundo, entre ellos, Madagascar, el escenario de una de nuestras historias. También Cuento de Luz realizará generosamente una edición no venal en malgache, lengua nacional de ese país -que comparte oficialidad con el francés-. Es una alegría especial pensar que nuestro trabajo pueda ser leído directamente desde allí por niños como Anja y Tovo, en quienes he puesto tanto afecto que casi han cobrado vida propia.

De hecho, por una vez recordé documentar el proceso, y fue justamente en su caso, de manera que puede seguirse aquí en varios momentos:

Anja y Tovo (Madagascar) a lápiz

Anja y Tovo (Madagascar) a lápiz

Anja y Tovo (Madagascar), proceso de acuarela

Anja y Tovo (Madagascar), proceso de acuarela

Anja y Tovo, acuarela y lápices de color

Anja y Tovo, acuarela y lápices de color

Anja y Tovo (Madagascar), ilustración definitiva

Anja y Tovo (Madagascar), ilustración definitiva

Han sido ya muchas las alegrías vividas en la gestación de este libro; muchos los buenos momentos y las risas que, sin conocernos personalmente, hemos compartido ilustradora y autoras -ellas sí se conocían ya-. Les agradezco su apoyo y su entusiasmo, lo mismo a que a Ana Eulate, a quien también debo agradecer la libertad y la confianza que me ha concedido en estos meses. Solo nos queda esperar que La cometa de los sueños traiga también alegrías a los lectores y permita un mayor conocimiento y comprensión del otro, de muchos otros. Pero además, esperamos que sean también muchos los niños que puedan sujetarse al hilo de esta cometa y volar un poquito más cerca de sus sueños, que a menudo simplemente consisten en alcanzar lo que se entienden como derechos de la infancia: un cobijo digno, alimento, educación, respeto, protección y afecto.

………………………………………………………..

[Cuento de luz publica La cometa de los sueños en papel piedra -sin celulosa, agua ni cloro en el proceso- también en inglés (The kite of dreams) y en malgache, para hacer volar los deseos de los protagonistas y los lectores mucho más lejos].

In books, libro, proceso de trabajo Tags picture book, álbum ilustrado, watercolor, children illustration, childhood
Ilustración para “Para nada más”, de Mar Benegas.

Ilustración para “Para nada más”, de Mar Benegas.

9 Lunas (poemas para esperarte), Litera Libros, 2019

April 29, 2019

Recientemente ha visto a la luz este precioso poemario –cancionero de nanas, en realidad- de Mar Benegas que Litera Libros ha editado con Ibán Ramón a la dirección artística. Creo que estos datos bastan para hacerse una idea del lujo que para mí ha supuesto encargarme de representar estos meses de espera dilatada, de sueños, rarezas, alegrías y temores que supone un embarazo.

Diseño y fotografía de Ibán Ramón.

Diseño y fotografía de Ibán Ramón.

Juan Romero, a los mandos de la edición, tenía claro que deseaba un libro especial, y considero que ha conseguido llevar ese deseo a buen puerto a lo largo de este año completo de travesía. En mi opinión, el resultado mantiene un equilibrio entre la tradición y la innovación, en la medida en que es reconocible en él un formato clásico en el libro de poesía a la par que incorpora con acierto algunos elementos que son marca de la casa Litera y otros que se corresponden con la naturaleza del contenido: en un libro pensado esencial pero no exclusivamente como un acompañamiento del embarazo, casi todo responde a la idea de dilatación del tiempo que quien ha vivido esta espera conoce bien. El libro refleja así la expansión de los meses, de los días y de las horas al espaciarse en él poemas e imágenes, también vacíos. Pero en él hay mucho más.

Poemas de Mar Benegas. Fotografía de Ibán Ramón.

Poemas de Mar Benegas. Fotografía de Ibán Ramón.

La lectura de los poemas de Mar me emocionó. Ese primer acercamiento lo realicé como pura receptora del texto, evitando conscientemente poner la mirada en el papel que me correspondería representar luego. Ilustrar poesía es un regalo, pero supone tomar determinaciones acerca de cómo va a abordarse la tarea en cada caso. Entraña, desde luego, un reto: el de coreografiar un baile de imágenes con imágenes, y se ha de decidir el grado de literalidad, de cercanía o, al contrario, de desarrollo de ideas nuevas que tal vez no estén en los poemas, pero que estos han podido sugerir. Y quise, en primer lugar, dejar que la palabra sugiriera a mi yo lector.

No me corresponde a mí –ni me siento capaz de ello- dar una explicación crítica de estas nanas: ya he dicho que su lectura me conmovió por la forma y por el fondo, por las sensaciones y recuerdos que despertaron. Si emoción y belleza son precisamente aquello que esperamos esencialmente de la poesía, estas nanas las encierran y las convocan.

Ilustración para “Tiempo”, de Mar Benegas.

Ilustración para “Tiempo”, de Mar Benegas.

En cuanto a la ilustración, he intentado acompañar la lectura con una herramienta sencilla que probablemente sea mi favorita, el lápiz, y apenas algo de color. Unas veces me he situado más cerca del texto -la lectura dará cuenta de esos casos-, en general, interpretando un elemento de entre los mencionados o creados en los poemas.

Ilustración para “Deseo”, de Mar Benegas.

Ilustración para “Deseo”, de Mar Benegas.

En otras ocasiones, he buscado aportar algo a mi manera acerca de este lento discurrir del tiempo en el que el corazón oscila entre la atención extrema a lo más internamente sensorial, de un lado, y la ilusión que se proyecta, de otro, hacia todas las dimensiones posibles de un futuro compartido.

Ilustración para “Canción para saber dónde”, de Mar Benegas.

Ilustración para “Canción para saber dónde”, de Mar Benegas.

Las ilustraciones siempre surgen, en cualquier caso, de los poemas: de una imagen o de una sensación, aunque las haya en ocasiones vinculado directamente con mis propias experiencias y alejado a primera vista así del texto. Sin ir más lejos, las abundantes referencias a la costura entroncan con algunas menciones de los poemas, pero son, en su profusión, reflejo personal de esta actividad que, en mi caso, realicé casi exclusivamente durante el tiempo del embarazo, cuando también recuperé, por ejemplo, para la cuna de mis hijos un antiguo sonajero de plata que a su vez mi madre había recibido en su propia espera. En mi caso, y creo que en general, el embarazo es una experiencia radical, a veces ni perfecta ni totalmente gozosa; por eso he disfrutado y a veces he sufrido también -pero los obstáculos incluyen igualmente cierto gozo de la exigencia- en la búsqueda y el camino que entrañaba este trabajo.

Ilustración para “Canción para saber cómo”, de Mar Benegas.

Ilustración para “Canción para saber cómo”, de Mar Benegas.

Solo resta esperar que este libro acompañe muchas esperas, evoque los mejores recuerdos o sencillamente traiga hermosas lecturas a quien desee desplegar su blanco envoltorio.

Diseño y fotografía de Ibán Ramón.

Diseño y fotografía de Ibán Ramón.


In books, libro, metáfora, proceso de trabajo Tags poesía, poetry, lullaby, nana, lápiz, pencil
2. En la charca.jpg

Cuando mamá llevaba trenzas. PROCESO

February 13, 2019

En mi experiencia como ilustradora cada proyecto ha conocido un proceso diferente; sin embargo, a grandes rasgos, en el caso de los libros puede decirse que hasta ahora mis trabajos se han dividido en dos tipos de cocción.  Los de cocción rápida, en general, fueron concebidos en una especie de imagen mental bastante nítida de cómo debían ser -o cómo quería yo que fueran-  y ejecutados en periodos de tiempo en los que contaba precisamente con eso: tiempo de calidad, que en mi caso se suele identificar con las vacaciones de mi profesión: así fue en el caso de Marta está harta o de las ilustraciones para 13326, que bullía en un fuego mientras en otro borboteaba otro proyecto que ahora –más de un año después y gracias al empujón del último verano- está ya casi listo, pero no en su punto aún, a falta de la portada y las guardas.

Otras veces, los trabajos se van dilatando porque tardo en llegar a esa especie de “visión” determinante y definitoria del resto (pasó en Arrecife y la fábrica de melodías) o porque me cuesta rascar tiempo a la vida cotidiana (como en La niña rancia y otro bello texto de José Jag frente al que aún debo sentarme).

En el caso de este Cuando mamá llevaba trenzas, todo, la concepción y la elaboración, han requerido sus tiempos, pero fue sobre todo la fermentación de la masa la que llevó su dedicación.

Primera versión del storyboard

Primera versión del storyboard

El trabajo es el resultado del proyecto al que pude dar forma gracias al curso de álbum ilustrado de Marián Lario, con quien repetía en esta misma modalidad, un poco porque sí, por puro placer, en la edición de 2015. Ya había tomado con ella este mismo curso el año anterior: había aprendido - y sobre todo había disfrutado- con un álbum del que había llegado a dibujar unas seis ilustraciones definitivas, pero para el que me quedaba más del doble. Pensé que podría terminarlo en esta ocasión, pero finalmente emprendí algo nuevo.  [Puedo ahora decir que aquel primer proyecto también verá la luz, aunque habrá que esperar a 2020].

Y la verdad es que fue un cursazo, de los de gozar, donde entablé grandes amistades que luego he tenido ocasión de continuar, virtual o desvirtualizadamente. Es mucho lo que uno pone de sí en estas empresas personales y mucho lo que recibe de los compañeros y, especialmente, de la labor de Marián, siempre implicada en la exhaustividad con que revisa las propuestas y tareas, sincera en sus apreciaciones y amable en su manera de manifestar la crítica, condiciones que permiten el aprendizaje auténtico en un clima cordial, de verdadera relación.

Sobre el tema ya he comentado lo esencial en el post anterior: básicamente, al inicio, yo quería recordar mi infancia. En cuanto al proceso, esta vez siguió el pautado por Marián para el curso. Lo cierto es que siempre me gusta dedicar tiempo a pensar y a la planificación, pero no siempre soy tan metódica trabajando, aunque -imagino que precisamente como hija de mi generación- soy bastante cumplidora si me someto a unas normas, de manera que en este caso el trabajo previo contó con sus etapas y sus estudios previos. 

Bocetos de ambientes y personajes

Bocetos de ambientes y personajes

Lo que tenía más o menos claro, por motivos prácticos, ya que uno de llas causas del parón en el álbum anterior había sido el tamaño de los originales, era que en esta ocasión no quería complicarme demasiado técnicamente. En fin, no sé cómo lo hice, pero al final me lié con el Photoshop en un momento en que no sabía ni qué era la herramienta de transformación libre, así que termine sudando tinta con las primeras ilustraciones. Pero al inicio yo quería algo rapidito, acorde con mi poco tiempo, así que las primeras aproximaciones fueron así: 

Primeros estudios de personaje

Primeros estudios de personaje

Pues bien, de estos bocetos iniciales, poco se salvaría: solo la tinta como material, y esto después de haber probado otras opciones, a la par que iba pensando en cómo hacer un relato de las escenas o impresiones que iba recordando.

Marián me pidió que las pusiera por escrito, con el fin de jerarquizarlas, y aquello fue necesario y al mismo tiempo un peligro, porque la escritura obliga a otro modo de introspección, de secuenciación, y, en mi caso, en lugar de ser un obstáculo para la expresión, suele desencadenar una cascada de ideas que, además, como ahora mismo, corren el riesgo de progresar y bifurcarse indefinidamente.

Con la escritura surgieron más recuerdos y, de los que aquí se ven, algunos desaparecieron (como el tocadiscos o el cine dominical). Otros se incorporaron y permanecieron, y uno que en principio se fundía con los demás –el trenzado del pelo- pasó a ser central en este álbum, al ponerlo en boca de una niña que transmite al lector lo que su madre le ha contado acerca de su infancia.

Esta voz debía, pues, simplificar el discurso y hacerlo complementario de la imagen, pero, sin duda, la posibilidad de crear texto e ilustración simultáneamente es una de las ventajas de abordar la autoría completa de un proyecto.

A propósito de la técnica y el estilo, como ya he dicho, di no muchas, sino muchísimas vueltas.

Por esas fechas estaba empezando con los rotuladores Promarker, combinándolos con tinta en mi primer Inktober, y me encontraba cómoda para mi manera natural de dibujar y dar color, que es bastante suelta y expresiva; de ahí que fuera mi primera opción.

Prueba+personaje+color.jpg

Sin embargo, probé otros materiales antes de decidir la técnica y la paleta, entre ellos el lápiz y la acuarela, en varios dibujos de ambos personajes principales e incluso para alguna escena.

Mientras tanto, seguía dando vueltas al storyboard y, aunque varias escenas o la propia idea de la cubierta y la contracubierta -presente desde el inicio- se mantuvieron, otras, como he dicho ya, desaparecieron o se modificaron.

Me preocupaba, por otra parte, que al tono nostálgico del contenido se sumaran algunas notas que hicieran desembocar el proyecto en algo excesivamente tierno. Al final, quedó el asunto entre el trazo suelto que me resulta natural –en este caso a tinta y toques de rotulador para la piel- y un empleo del color que fuera capaz de evitar cierta cursilería en la que no quería incurrir con este álbum.

Por eso, tras bastantes pruebas y aunque lo manual me resultaba cómodo, terminé muriendo en el caso del color -ya lo he adelantaba y es obvio en el libro- al palo del “potochof”, que me iba a permitir introducir algunos estampados de aire retro.

[Porque sí, todo esto fue antes del revival ochentero que trajeron Súper 8, Stranger Things o Dark, y yo había estado documentándome -confieso que no he sido seguidora de Cuéntame-: en Pinterest y, sobre todo, en las fotos familiares, desde donde me asaltó el inefable papel pintado de nuestro cuarto de estar.]

En cuanto al storyboard, quedó en esta versión, que apenas ha sufrido un cambio, en la página 21:

Storyboard definitivo

Storyboard definitivo

Aunque en la selección de algunas dobles páginas tuve que decidir asimismo entre varias versiones, como en el caso del trenzado:

Storyboard%2Btrenzas%2Bpruebas.jpg

Por lo demás, el resultado está a la vista: fuera de la línea y la piel, los colores son planos, y en el caso de algunas ropas, con o sin texturas -siempre en los casos en que hay textura-, suprimiendo la línea del contorno. En otro orden de cosas, las páginas que representan el presente emplean un fondo mucho más neutro y más esquemático que persigue su diferenciación con respecto a las páginas en que se evocan los recuerdos y en los que la repetición de la frase que da título al álbum busca un efecto rítmico.

Y tenía ya prácticamente terminado este post cuando nos llegó la emocionante noticia de que este álbum había sido premiado por la Fundación Cuatrogatos en su edición de 2019. En la justificación de este galardón, se dice de él lo siguiente:

Con ilustraciones realistas, de gran poder evocador, y un texto sencillo que invita a viajar al pasado, este elegante y nostálgico libro álbum da la posibilidad a los pequeños lectores de conocer –y de contrastar con el suyo– otro tiempo en el que los días duraban más, los juegos eran más sencillos y divertidos, se vivía con poco y “todos los vecinos del pueblo eran como una única gran familia”.

Nunca imaginé, mamá, que tus trenzas nos fueran a llevar tan lejos.



In boceto, proceso de trabajo Tags tinta, ink, digital, álbum ilustrado, picture book
Portada.jpg

Cuando mamá llevaba trenzas (bookolia, 2018)

October 29, 2018

Cuando era niña, me encantaba rebuscar en los desvanes y cajones, donde hallaba objetos a veces misteriosos; remotos, porque hablaban de otros tiempos, y cercanos también, porque si estaban allí era porque algún vínculo tenían con la casa y la familia que la habitaba. Disfrutaba también especialmente escuchando lo que mis mayores me contaban, algunas veces a partir de mis hallazgos, acerca de sus propias vivencias o de las que a su vez les habían transmitido: quería saber qué hacían, qué comían, qué cantaban, a qué jugaban y con qué. Por eso supe cómo mi abuela hacía casas de muñecas de cartón que habitaban figuritas modeladas con miga de pan, que aquel camión azul de madera -¡con un volante que hacía girar la dirección!- se lo había construido a mi padre el suyo, que mi tía y otros niños marearon tanto a un cerdo jugando que lo mataron –con el castigo consiguiente-, que mi abuelo y sus hermanos andaban varios kilómetros y hasta cruzaban un río en barca para asistir a sus clases de música, o que mi madre aparecía compungida en aquella foto porque su padre acababa de reñirle y ella era muy sentida.

Papá y mamá con yayos.jpg

Cuando mamá llevaba trenzas nació en el curso de álbum de Marián Lario de 2015, y surgió de lo personal, sin ningún objetivo concreto, sin pensar tampoco en público potencial o editores. Mis padres ya no estaban y creo que sentía cierta urgencia por trasladar algo de sus vidas, o dejar a mis hijos algo de la mía.  En esa línea personal comencé a desarrollar el proyecto, pero a medida que avanzaba se me hacía más patente que a menudo lo individual no es sino la concreción de aspectos universales, aunque a cada uno le afecten a su modo y en distinto grado. Creo que es el caso de este álbum, que puede tener diferentes lecturas, pero que gira básicamente en torno a una cuestión universal, el paso del tiempo y lo que comporta: puertas que se cierran y puertas que se abren, si no para nosotros, para quienes vengan después; gira, pues, en torno a la memoria y la identidad que se va conformando en la infancia. No es un tema, por tanto, precisamente original; probablemente el planteamiento tampoco lo sea; pero es, eso está claro, personal y sincero. 

Lo es también porque por esas fechas yo seguía siendo básicamente una ignorante en el ámbito de la ilustración, tanto en cuanto a su ejecución como en cuanto al conocimiento sobre libros y autores; digamos que no podía recibir demasiadas influencias por ese lado. Y es personal porque yo quería atender, en palabras e imágenes, al corte profundísimo -si no radical-  que en los modos de vida había tenido lugar en los últimos veinte años, y para eso simplemente miré en mi propia historia individual y en lo que esta presentaba de diferente o novedoso para mis hijos o mis sobrinos.

[Sí, es inevitable: al fin y al cabo, es el mismo interés que me mueve en mis temas de investigación más queridos y supongo que aunque bromeo a menudo con mi doble vida, no existe realmente tal dualidad].

Así pues, tiempo e identidad, cambios, infancia, memoria, pasado y proyección son los temas a los que remite la sencilla historia de este álbum. Así lo explicaba en la sinopsis que envié a Luis Larraza -con quien ya había trabajado anteriormente en bookolia-, en principio, para conocer su opinión sobre el trabajo (esa opinión fue tan favorable que aquí estamos -gracias siempre, Luis ;)-.

3. La muerte.jpg

Queda claro que en Cuando mamá llevaba trenzas no puede haber, pues, acción trepidante, sino más bien descripción de impresiones, relaciones, actividades y momentos. De estos, hubo un proceso de selección importante, porque de una nómina de recuerdos y sensaciones bastante amplia que surgió al volver la vista atrás, han quedado finalmente diez escenas. Pero creo que estas no remiten exclusivamente a lo que allí se cuenta: los lectores adultos podrán evocar más aspectos vinculados con esos momentos; la mirada infantil sin duda inquirirá más allá también. ¿Y por qué no hacer de su lectura un momento para entender también algo mejor la infancia actual?  Creo que este es un álbum que se presta especialmente a una lectura espaciada y comentada de manera intergeneracional: con los abuelos, con el tío, con la madre..., pero en ambas direcciones: considerando la mirada del niño, pero poniendo también curiosidad por conocer sus preferencias, percepciones y opiniones. Me gustaría que este trabajo, aun pudiendo ser coherente en sí mismo, sirviera sobre todo como generador del diálogo en las casas o en las escuelas.

Con mamá.jpg

Sí, yo llevaba trenzas, y todo, absolutamente todo lo que aparece en este álbum está en mi experiencia personal: no puede haber ahí, desde luego, una mirada objetiva; sin duda hay una mirada nostálgica, la de todo adulto que ha tenido una infancia feliz en su conjunto. Pero hay ahí también algo de la mirada desapasionada que he aprendido a configurar para otros quehaceres que realizo poniendo el centro de atención en el pasado. Con esto quiero decir que no hay aquí juicios ni apreciaciones manriqueñas, sino una ventana abierta a los ojos curiosos de los lectores más jóvenes o a la mirada cómplice de los adultos, no solo hacia lo que muestra, sino también hacia lo que no muestra y sus lectores podrían actualizar a partir de sus páginas, cada cual desde sus propias experiencias.

1. El Trenzado.jpg

Es inevitable el discurrir del tiempo, son inevitables las pérdidas y el cambio, pero el porvenir trae también sus oportunidades y alegrías. Incluso en medio del escepticismo que suele conllevar la lucidez soy una optimista sin remedio. Cada momento es diferente y lo accidental de la infancia cambia, pero no su esencia. Lo que hayamos conservado de la nuestra – en un álbum de fotos, en una caja de recuerdos, en la memoria- se parecerá o será distinto de aquello que guarde quien pertenezca a una generación diferente, ni mejor ni peor: la de su tiempo. En cualquier caso, merecerá la pena –siempre la ha merecido- que convivan con nuestro presente y el de los más jóvenes algunas de las virtudes de nuestro pasado. Recordándolo, tal vez logremos en nuestro entorno próximo poner freno a la reducción de los espacios de sociabilidad, recobrar el placer sencillo del juego por el juego, retomar el contacto con la naturaleza y relajar las riendas con que tendemos a controlar cada aspecto de la infancia actual; también recuperar algo del sosiego y la dilatación del espacio y el tiempo que -seguramente amplificada desde nuestra lente de adultos- atribuimos a nuestra niñez.

Comparto en este álbum, que no es sino el relato de una conversación -la de una niña con su madre-, una parte de mi memoria personal. Ojalá estas páginas propicien a su vez otros diálogos. Ojalá logren despertar la curiosidad por conocer y el deseo de contar a través de nuestra propia caja de recuerdos, con nuestras propias fotos, en nuestra propia voz.

4. El futuro.jpg

Varias personas a las que debo mucho en este álbum ya se han mencionado más arriba: empezando por mi familia, que inspiró de un modo u otro estas páginas: mis abuelos y tíos, mis hermanos y mis padres. Mi deuda con mi madre es inmensa; quienes la conocieron –y, como maestra, fueron muchos-  lo saben. Incluso el acto cotidiano de trenzarme el pelo tantos años, central en mis recuerdos de infancia, ha tenido su fruto en este álbum, como –estoy convencida de ello- su entusiasmo por cualquier faceta de la vida lo ha tenido en todo lo que he escrito y lo que he dibujado.

Marián Lario acompañó todo el proceso desde sus inicios hasta los últimos toques, tres años después, unas veces cuestionando y otras ratificando mis decisiones, pero siempre acertadamente. Vaya un agradecimiento muy especial para ella y para mis compañeras en aquel curso fantástico, con muchas de las cuales me une hoy una amistad estrecha (es otro de los logros de esta mujer maravillosa, que incluso trenza amistades entre alumnos de cursos diferentes, como por arte de magia).

Luis Larraza, que confió en el proyecto desde el inicio, también ha contribuido con sus acertadísimas apreciaciones a la forma final de las ilustraciones, y ha cedido ante algunas de mis decisiones de estilo. Se ha ocupado también de la maquetación, con el mimo que siempre pone en los libros que pasan por sus manos. Le agradezco todo esto, pero, sobre todo, su franqueza –algo cada vez más raro de encontrar en un mundo en que se extiende una amable impostura- y su amistad.

También a él le debo la posibilidad de que el álbum vea la luz en catalán, de la mano delicada de Fàtima Sanmiguel, y en euskera, gracias a la colaboración desinteresada de Itziar Diez de Ultzurrun, con quien, desde que compartimos pupitre en la última fila de aquel lejano primer curso de Filología, no he dejado de compartir también algún café y alguna risa cuando nuestras vidas se han cruzado en nuestra pequeña ciudad de provincias. Es un verdadero lujo haber contado con su traducción y se lo agradezco también públicamente aquí.

Mis amigos y mi familia, sobre todo mis sobrinos y sobrinas, suelen prestarse con paciencia como modelos para muchos de mis dibujos o ilustraciones. En este caso, el agradecimiento especial –aunque no exclusivo ;) - va para Candela, que se avino a trenzarse el pelo para convertirse en la protagonista –mucho más guapa que yo- de estas páginas.

In books, digital Tags álbum ilustrado, tinta, ink, técnica mixta, mixed media, infancia, childhood
Crisol texto pequeño.jpg

Crisol de cuerda [tradicional] 2018 ALQUIMIA

February 6, 2018

Cuando David Aznar se puso en contacto conmigo, pensé que Vegetal Jam iba a acercarse a mi ciudad, o que a lo mejor querían emplear en algo un dibujito a tinta que les había hecho hace algún tiempo, así que la propuesta para poner la imagen a la undécima edición de Crisol de Cuerda me pilló del todo desprevenida. Para mi familia, este agosto tendrá lugar la séptima cita con el campamento musical liderado por Alasdair Fraser y Natalie Haas, uno de los varios que componen su programa anual de cursos y talleres. Sí, no hace falta desplazarse a California, Australia o Escocia: basta con acercarse a Arlanzón (Burgos) para disfrutar de una experiencia única de aprendizaje e intercambio vital y musical, o, como en mi caso, de escucha gozosa, con algunos de los mejores del panorama internacional del folk.

El entusiasmo se debía a varias razones: Crisol es un espacio real y afectivo que ha acompañado el crecimiento personal y musical de mi hijo menor y, además, me encanta la música pero también dibujar músicos,  en directo y en diferido ;). Sin embargo, he decir con toda sinceridad que, a pesar de haber abocetado ya en ocasiones también a quienes participan en este encuentro, nunca se me había pasado por la cabeza la posibilidad de plasmar la imagen de una de las ediciones. En fin, que la invitación fue una sorpresa y también, como se verá enseguida, un reto.

El tema de esta edición de 2018 iba a ser “Alquimia” y las indicaciones, aunque muy generales y, por tanto, generosas, me aterrorizaron. Sí, el encargo era un auténtico desafío: primero, porque el listón de los años anteriores estaba muy alto y, segundo, porque mis predecesores se habían ajustado como un guante a esas indicaciones generales: imaginativo, bucólico, fantástico (glups)  y…  ¡con color! (arrrrrggg). El soponcio se entiende porque, vale, alguna vez hago cosillas imaginativas –pero sin pasarme- y a menudo dibujo músicos, pero justamente en este tema me suelo apañar con el blanco y negro; como mucho, alguna nota esporádica de color (ya se ha visto aquí y aquí).

Pero como soy una optimista natural, y una fan absoluta e incondicional de Crisol, tenía que hacerlo.

La cuestión del color era para mí lo más complicado, así que opté por una técnica mixta de dibujo a lápiz y color digital, un procedimiento que me permitiría hacer cambios tanto en la composición como en la paleta general o los detalles, porque me sentía realmente insegura en cuanto a mis posibilidades de ajustarme a las expectativas. [Ay, qué haría yo ahora sin el bendito Photoshop, y eso que lo manejo como una cuasianalfabeta digital; en buena hora me inscribí en el curso de técnica mixta de Natalí Sejuro en la escuela de ilustración de Marián Lario]. 

En primer lugar, planteé un par de bocetos; digamos que uno de "enfoque micro" y otro de "enfoque macro": la alquimia produciéndose dentro de un alambique cristalino o lo mismo pero creándose desde fuera, en una escena en que también participase la naturaleza: en cualquier caso, buscaba reflejar la confluencia de estilos e inspiraciones, la interacción personal y con el entorno para crear o componer algo nuevo.

BOCETOS.jpg

La segunda fue la opción elegida por el equipo, así que a partir del boceto, volví a la documentación: músicos e instrumentos, pipetas, redomas, crisoles y alambiques; y de ahí, a dibujar a lápiz los diferentes elementos por separado. Recorté algunas figuras  para hacer pruebas manuales antes de pasar a la composición digital.

Recortes grande.jpg

Y llegaba el temido momento del color, porque yo soy fundamentalmente de blanco y negro, como mucho de neutros,  y Crisol en agosto es LUZ. Confieso que comencé con tonos más vivos y saturados en los protagonistas, pero iba apagándolos en versiones sucesivas, y hasta probé a convertir la escena en nocturna, de manera que destacara más la melodía que destilan los árboles e instrumentos (me encantan estos poderes demiúrgicos que confiere el Potochof), pero, finalmente, tras varias pruebas de fondos en distintos tonos –que llevaron a algunos otros cambios-, acordamos irnos a este, sobre el que ya hice los últimos ajustes.

En el pintado digital suelo emplear pinceles propios, con los que me siento más cómoda que con los que el programa trae por defecto.

Crisol 2018 RGB web.jpg

Y un inciso importante: por si lo del color no fuera suficiente zozobra, me tocó convivir en esta fase de trabajo digital -eran vacaciones- con el lijador del suelo del salón, cuya máquina tenía un cable estropeado y si los plomos no saltaron cincuenta veces no saltaron ninguna. Qué fue aquello… NUNCA MÁAAAASSSS.

En fin; se fue finalmente el señor lijador –qué bonito suelo, eso sí-  y yo, siguiendo mis tendencias mortecinas, aún iba oscureciendo el asunto, probando con algo de atmósfera que hiciera destacar la luz que emergía del caldero y las redomas, pero Andrés Ferrando, que se encargaba del resto del diseño, lo veía demasiado oscuro, y... tenía razón, así que ganó la versión más luminosa. Él se ocupó, además, de la composición del texto y el conjunto quedó así en el roll up del stand de Crisol en el Barcelona Fiddle Congress, que coincidió con el inicio de las inscripciones en esta aldea musical.

roll up 1.jpg

Confío en que el resultado pueda dar cuenta, siquiera aproximadamente, de algunos de los filtros que se cuecen en Crisol de cuerda: una experiencia intercultural e intergeneracional, donde se hace patente la riqueza de la diversidad en edades, estilos, trayectos vitales, lenguas y pareceres que, como en un crisol, se funden en una melodía que, siendo tradicional, no deja de ser creación innovadora; siendo colectiva y unitaria, no solo mantiene vivos sino que potencia los tintes personales.

Y sí, entiendo la curiosidad, así que no terminemos sin una mirada a un poco de lo que fue la edición del décimo aniversario, "Raíces", aquí. 

In digital, music, música, proceso de trabajo, work process, cartel Tags lápiz, pencil, técnica mixta
cubierta13326OK.jpg

13326 (bookolia, 2017)

January 17, 2018

 La propuesta para ilustrar 13326 –que aunque suene a título de distopía no es otra cosa sino el código postal de Montiel-  llegó a finales del curso pasado -por cursos sigo concibiendo yo el transcurrir del tiempo-, acompañada de dos de los relatos de Luis Fernando Redondo que componen este libro y de la indicación de que no habría color. La lectura de “La soga” me llevó de inmediato a ese país rural que muchos de nosotros guardamos en la memoria asociado a la infancia en blanco y negro, y que aún a veces creemos reconocer cuando un aroma -de los campos cosechados, de un guiso, del jabón de pieza- nos transporta desde el pueblo actual, inevitablemente transformado -calles asfaltadas, puertas cerradas, antenas parabólicas-, al pueblo de nuestra infancia, inevitablemente idealizado.

Sí, “la soga” abrió las puertas a la nostalgia. Su bella prosa, además, incluía algunos toques de ironía que me cautivaron, y el conjunto de estos factores me llevó a aceptar este encargo que Luis Larraza, de bookolia, sugirió que realizara en tinta.

Pero se dio la circunstancia de que justamente aquella semana se me había ocurrido recuperar, por aquello de aligerar el estrés de mayo y junio, la antigua costumbre de dibujar con bolígrafo, y había comprado un bic negro de los de toda la vida, como el que solía emplear en los dibujos que hacía en clase en los tiempos remotos en que fui exclusivamente estudiante (nunca he dejado de serlo, me temo). Por el mero placer de dibujar había trasladado una fotografía de Juan Rulfo, combinando el bolígrafo con la tinta, y me había sentido a gusto. A veces me sucede que son los materiales o los motivos los que se me imponen; en este caso, me apeteció seguir con esta técnica mixta de tintas y, en pleno final de curso, hice caso a esa apetencia.

Llegaron los demás relatos, salpicados de localismos, y esto entroncaba, además, con mi trabajo filológico -a Montiel le corresponde otra cifra: es el punto de encuesta 608 del ALECMAN ;)- y la evocación también en el discurso de los personajes no hacía sino enraizarlos con mayor autenticidad en su geografía y en su condición. Con los relatos llegó también el contacto con el autor, que me insistió desde el inicio en la libertad que me concedía para ilustrar sus textos. Sin embargo, la ubicación en la localidad era clara, y varias las referencias a lugares concretos de los que carecía de experiencia vital, por lo que me apresuré a echar un primer vistazo a lo que Google pudiera ofrecerme sobre el lugar, pero también sobre la España rural de la posguerra a los setenta, mientras ojeaba libros de fotografía en blanco y negro y esperaba algún material personal del escritor.

Y así, con estos y otros recursos (fotografías que yo misma he realizado a mis pacientes modelos habituales, algunas que he tomado prestadas a amigos…), además de con tinta –de bolígrafo, china, de rotulador acuarelable o lo que surgiera-, se han ido construyendo las diez ilustraciones para 13326.

ilusrtaciones montiel.jpg

En general, sobre los fondos tomados de fotografías del Montiel real de ahora o de antaño he situado los diferentes personajes. Casi siempre he abordado directamente a tinta el trabajo, aunque en algún caso el dibujo se planteó de modo ligero a lápiz; en cualquier caso, he intentado mantener la soltura de la que disfruto especialmente con la tinta.

Proceso para "Charolín y Mediasuela".

Proceso para "Charolín y Mediasuela".

He de decir también que, en un guiño al país en que Luis Fernando Redondo reside y al origen de esta serie, que explicaba más arriba, el edificio abandonado de “El latido” se basa en uno captado en México por la cámara de Juan Rulfo, de quien confieso haber conocido esta faceta no hace tanto.

Despoblado UPB.jpg

Por su parte, el interior reflejado en “La costumbre” es homenaje directo al del  Desnudo provenzal , de Willy Ronis, cuya luz recoge magistralmente la que yo recuerdo en aquella casa nuestra del pueblo, entrando a raudales para romper la oscuridad de los postigos y revivir el brillo y la vida de los objetos de siempre, que han pasado a ser ya los del pasado.

Ilustración para "La costumbre", basada en el "Nu provençal" de Willy Ronis (1936).

Ilustración para "La costumbre", basada en el "Nu provençal" de Willy Ronis (1936).

Sin embargo, como ya señalaba; la concreción de los personajes que aparecen en el libro, procede de mi entorno próximo, al que debo agradecer bien la provisión de imágenes personales (gracias, Ana Rodríguez-Haikuzero, por la de "Charolín y Mediasuela"), bien la paciencia con que acepta posar según mis indicaciones; sin ir más lejos, este brazo que a menudo mueve el arco del violín empuña aquí una navaja en la noche montieleña (en realidad, un cuchillo en mi cocina pamplonesa ;) ).

Zapatos domingos grises UPB.jpg

A la diversidad de temas, situaciones y tonos de los textos, he intentado responder del mismo modo en este otro lenguaje, y siempre, desde una distancia de miles de kilómetros o de unos cientos, he recibido la respuesta entusiasta del autor; también la respuesta sincera del editor cuando lo que he planteado han sido dudas sobre mi trabajo. Ambas agradezco de corazón.

Confío en que quienes lo hayan conocido, reconozcan en este libro –también en la parte que me corresponde- algo de ese tiempo de tapetes de ganchillo y sábanas recias de algodón, de colchones de lana, tardes a la fresca y cascos de mula resonando en la calle. Conocerán o reconocerán también el campo actual, la sensación de regreso y de reencuentro, la nostalgia de quien, desde la distancia del tiempo o del espacio, por virtud de ese lazo inquebrantable que se trenza en la infancia, nunca olvida las calles que fueron testigos de nuestros primeros juegos.

 

 

NOTA: Un periodista en el bolsillo se hizo eco de la publicación de 13326 a través de una entrevista que puede leerse aquí; vaya aquí también mi agradecimiento a José Antonio Barrionuevo por su difusión constante de todo lo relacionado con la ilustración. 

In books, proceso de trabajo, work process, libro Tags ink, tinta, narrativa
Detalle de la primera ilustración -en el proceso- , que definió al personaje.

Detalle de la primera ilustración -en el proceso- , que definió al personaje.

MARTA ESTÁ HARTA. PROCESO

April 21, 2017

Ya señalaba en la entrada anterior que uno de los temas que trata este precioso cuento rimado de Rebecca Gil es la necesidad de aceptación -la necesidad de amor, en definitiva- y lo que las personas hacemos para conseguirlos, algunas veces empleando ciertas máscaras, las que pensamos que agradarán a aquellos de quienes esperamos atención y afecto. 

El texto es de una hermosa sencillez aparente, porque ese es precisamente el mérito de los cuentos de Meraki Tanttak: que logran expresar en un lenguaje universal emociones complejas en una estructura narrativa. Sí, esas cosas que hace el lenguaje poético, pero en el relato: una de las formas más universales que el ser humano ha tenido desde tiempos ancestrales para expresar la complejidad de lo que siente y le rodea.

No, no quiero irme por otros derroteros, pero si ilustrar un texto es expresar y complementar gráficamente lo que las palabras dicen, importaba aquí, efectivamente, narrar lo que acontece a los personajes, pero también trasladar un poquito del lenguaje simbólico y poético de aquellas y, si fuera posible, contribuir con la imagen a esa poesía. 

Solo diré que en Marta hay metáforas textuales que se traducen en la imagen literalmente, y nuevas metáforas visuales que son una prolongación de las anteriores y a las que el receptor hallará sentido gracias al texto. 

Por eso también la simplificación de los fondos: se trata de centrar la atención en lo que sucede y en los mensajes que transmiten los personajes y elementos representados. 

Marta surgió enseguida del papel, alguien sencillo y normal, que no tiene otro motivo para ocultarse tras una careta que el deseo de formar parte de un grupo,  y que, como cualquiera de nosotros, puede usar máscaras diferentes en función de las distintas ocasiones y personas con quienes deseamos encajar.

Sí, sí: ya llegamos al proceso, pero es que antes del proceso está la idea ;) 

Lo esencial del storyboard definitivo se fijó pronto, aunque es cierto que replanteé alguna de las composiciones: unas veces pronto, y otras sobre la marcha. En cualquier caso, se trataba de variar  estableciendo cierta alternancia de planos.

En la parte de documentación, además de las poses de las figuras, me correspondió buscar algún elemento, como el teatrillo móvil, la pieza de control de un títere, o las "flores extrañas" de una de las ilustraciones, pero la mayor parte de las máscaras es pura invención.

Ya he dicho -y quien me conozca un poquito lo sabe- que disfruto con el lápiz, y es así como he trabajado en este caso el dibujo. Siempre parcialmente, porque el cuaderno de esbozo A4 que he empleado resulta insuficiente para todo el ancho de la doble ilustración. Y ¿por qué así? Sencillamente porque ahí empecé a ver qué salía, y salió la primera, así que, por mantener la unidad, en el cuaderno de esbozo seguí. Las figuras o grupos de figuras de una misma escena se dispersan, pues, a veces a lo largo de varias páginas que, escaneadas, me han permitido jugar con su ubicación y proporciones, aunque la composición general había quedado bastante fijada desde el inicio.

Las tres piezas de esta ilustración, que me apeteció colorear, recortar y montar manualmente a posteriori. 

Las tres piezas de esta ilustración, que me apeteció colorear, recortar y montar manualmente a posteriori. 

Algunas -pocas- veces el encaje ha sido completamente manual, y no muy sofisticado: 

Uno de los originales (dos en realidad), acoplado con cinta adhesiva antes de escanear.

Uno de los originales (dos en realidad), acoplado con cinta adhesiva antes de escanear.

Las vacaciones de Navidad me brindaron una continuidad de la que raramente dispongo, y la aproveché para dibujar todo el cuento y evitar el riesgo de que espaciar esta fase restara unidad al trabajo -el tiempo acarrea cambios, y puede suceder que en el camino entre la primera y la última ilustración del trabajo el trazo o el estilo se alteren en función de muchos factores-.

Y fInalmente, tras dibujar las nueve dobles ilustraciones de este texto, pasé al color, que es digital, aplicado con pinceles propios, y que tiene también su función. Pero esta se desvela a medida que la historia progresa, así que habrá que descubrirlo sobre el papel. Y eso está en las manos de los futuros lectores, que pueden dar vida a Marta y a los personajes que la acompañan en Meraki Tanttak pinchando AQUÍ. 

Todos ellos quieren favorecer la comprensión de uno mismo y de quienes nos rodean, crear empatía, mover las emociones y los sentimientos desde distintas vertientes de creación artística. 

 

 

In boceto, books, collage, digital, proceso de trabajo, work process Tags pencil, lápiz, mixed media, técnica mixta

Marta está harta, en Meraki Tanttak.

April 10, 2017

Aunque ella lo explica de maravilla, me cuesta describir -por todo lo que abarca- el proyecto liderado por Rebecca Gil, en el que participo con un grupo de fantásticos ilustradores navarros y otros artistas. 

Meraki Tanttak es una propuesta novedosa y muy cuidada. Sí, un nombre raro: lo sabíamos. Compuesto del griego MERAKI y del euskera TANTTAK, de manera que puede entenderse como una lluvia que riega desde los afectos, como un conjunto de gotitas que todos, autora, ilustradores y colaboradores, hemos creado desde el corazón. Pero prefiero ceder la palabra a quien ideó este proyecto que luego hemos podido construir de manera cooperativa, abierta y afable, porque la autora lo explica junto al equipo en ESTE VÍDEO.

El interés de la idea, las posibilidades que ofrecía, la calidad de los textos y, sobre todo, de las personas que formaban parte de esta empresa entusiasta y auténtica me ilusionaron desde el primer momento, cuando aún no conocía más que la parte literaria: los once cuentos rimados que conformarían el libro ilustrado. 

Soy hija y hermana de maestras; yo misma me dedico a la enseñanza, soy madre y valoro el papel de las figuras que acompañan los aprendizajes vitales. Creo que la caja de Meraki Tanttak tiene mucho que ofrecer en la escuela, en casa, en los espacios terapéuticos, en la mesilla de los niños entre los 3 y los 99 años.

De los cuentos rimados que lo conforman, me correspondió poner en imágenes Marta está harta, un retrato-relato de algunas consecuencias de nuestro natural deseo de formar parte del grupo, de que nos quieran, en definitiva.  Como en todas las piezas o álbumes ilustrados de Meraki Tanttak, no es necesario haber vivido en primera persona las emociones de sus protagonistas para reconocerlas. En algunos cuentos advertimos un rasgo de carácter o una tendencia propia que nos hace identificarnos de manera natural con el personaje; en todos ellos apreciamos, seguro, un sentimiento que al menos alguna vez hemos experimentado o una situación de la que hemos sido testigos, participantes o meros observadores. Por eso son herramientas de autoconocimiento desde el cual comprenderse, aceptarse o construirse. 

La cuestión es que enseguida cogí papel para preparar un storyboard porque el propio texto brindaba unas posibilidades fantásticas de jugar con las palabras a representar gráficamente lo literal de las metáforas -cotidianas o literarias-, y lo cierto es que lo esencial de ese primer bosquejo en viñetas -cuatro garabatos, en realidad-  ha permanecido hasta el resultado final. Pero de eso y de procesos hablaremos en otro post. 

Nerea Araujo, de Ruah,  puso voz y música al texto, y esto es lo que por ahora podemos mostrar, porque el efecto de los cuentos quiere prolongarse de muchas maneras: desde las propuestas del volumen que acompaña a los álbumes ilustrados, y que reenvía a más recursos y lenguajes artísticos, pasando por el blog en el que podrán compartirse experiencias y materiales. 

Pero hay mucho más en Meraki Tanttak: cada persona ha puesto lo mejor de sí en un trabajo que integra diferentes estilos, técnicas y maneras de abordar la ilustración o la creación, además de toda la experiencia vital y profesional de su autora.

Financiamos este proyecto a través de una campaña de micromecenazgo (crowdfunding) en Verkami, de manera que los creadores podamos ofrecer a nuestros mecenas el producto a un precio mucho más económico, además de otras recompensas. Para saber más y colaborar con nosotros en esta empresa que busca cambiar las miradas y los corazones, solo hay que hacer clic aquí: la puerta está abierta. 

 

In books, digital, metáfora Tags pencil, lápiz, álbum ilustrado, emociones, children illustration, digital

IRIS

March 7, 2017

Hace un par de meses supe de la nueva convocatoria del Fanzine 100grados, cuyo tema era IRIS. Como me suele ocurrir, supe de ella pero "des-supe" enseguida con gran facilidad, y solo se me volvió a encender la bombilla tres días antes del fin de plazo, gracias a mi amiga Ana Salguero, que participa con asiduidad.

Al menos era sábado cuando me enteré, lo que me dio un poquito de margen para detenerme a pensar. Pero esa misma circunstancia hizo que me encontrase fuera de casa y con poco material, así que hasta el lunes (y el plazo finalizaba un martes) no dispondría tampoco de ordenador.  Pánico momentáneo, pero tampoco me complico: si no llego a las cosas, no llego.

Decidí darle una vuelta al tema, y en ello recordé una serie de Enkel Dika en la que hacía habitar un corazón, un cerebro y también un ojo por sendos personajes. En este último caso, que era el que me vino a la mente, Dika hacía hincapié en la función de la vista: un hombre adulto observaba a través de un catalejo orientado a la retina. No era eso lo que me interesaba representar ni destacar, pero puede decirse que es una inspiración directa de mi ilustración, vía memoria. Buscándola más tarde, comprobé que la obra se llama Extraordinary observer, y que no es la única ilustración en la que Dika coloca un personaje en un ojo (también lo hace en Optic blast).

Pero lo que quería para mi ilustración era una representación gráfica de una expresión figurada: aquello a lo que nos referimos cuando hablamos de mirada de niño o de ver las cosas con ojos de niño. Y esto sin que que esa representación fuera muy cerrada, porque, por otro lado, esta metonimia resulta lo suficientemente abierta como para que cada cual se la apropie e interprete a su manera. Intentaré explicarme: no quería una imagen concreta de qué o cómo ve un niño, sino simplemente 'decir' gráficamente mirada de niño, ojo de niño, algo que puede traducirse de diferente manera para cada persona y en cada caso.

De ahí el niño pintando el iris, la mirada. Una "literalización visual" de la expresión figurada es algo que me resulta atractivo y familiar -acudo a este recurso más de una vez cuando ilustro o como mero juego-. Digamos que a veces me gusta recordar gráficamente lo que la lengua encierra de irreal, imposible o incluso absurdo en la literalidad de nuestras expresiones cotidianas, como en este dibujito del cuaderno de apuntes:

Dar cuerda copia.jpg

Aquí se trataba de dar una vuelta más al asunto. De lo figurado en una expresión concreta (con ojos de niño) a lo representable gráficamente -concretamente, por tanto- (un niño pintando el ojo desde dentro) pero susceptible también de trasladar nuevos sentidos figurados (un pintar metafórico).

Así, la imagen quiere conducir a la mirada de la infancia, sostenida desde el interior de cada uno por lo que queda del niño o la niña que fuimos. Puede representar la capacidad de asombro, el gusto por el detalle, la interpretación imaginativa de lo percibido, según lo que cada cual entienda o haya experimentado como una mirada infantil (la propia o la que capta a su alrededor). Por supuesto, puede tener un sentido más amplio: no solo representa al niño que pone un filtro de color a nuestra mirada adulta, sino al que vive en nosotros, afectando a otras esferas de nuestra experiencia vital -o afectado por ellas: a menudo escondido o acallado-. 

Volviendo al proceso, aun asumiendo esa inspiración clara en Dika, preferí no recurrir directamente a ese modelo, y busqué una sección anatómica del ojo en la que se observara también el iris. Encontré algunas bastante esquemáticas, así que recogí también referencias fotográficas de distintos iris para que el resultado fuera más rico cromáticamente:

En ese ojo como habitáculo planteé luego los elementos del interior: el niño pintando a brochazos, el taburete, los botes de pintura y la bombilla (que puede también encerrar su propio simbolismo).

No quería que la imagen estuviera cronológicamente determinada, buscaba algo atemporal en los elementos, el pelo o la ropa. Y así quedó en mi cuaderno de esbozo A5, con un lápiz de mina fina (los materiales de que disponía): 

De vuelta a casa, escaneé el dibujo, ya que el papel ligero no permitía muchas opciones de color y lo pinté con Photoshop, con pinceles propios y empleando una paleta de neutros, armónicos pero complementarios, en los que me siento cómoda. Hice pruebas con diferentes fondos, con o sin texturas hasta decidirme por la versión final. Al contar el dibujo con un trazo bastante expresivo (mi modo natural de dibujar), pensé en emplear fondo liso, pero opté finalmente por dar unidad al conjunto con uno realizado con con tramas manuales digitalizadas también como pincel, en ligero contraste con con los bordes más externos del ojo y también contrastando más con el interior iluminado. En realidad, aún no tengo claro que sea la mejor opción ;); dejo aquí alguna de las pruebas intermedias:

El resultado puede verse en el contexto de la publicación en el número 16 de 100grados Fanzine (ISUU), junto con otras veintiocho variadas e interesantes propuestas que dan precisamente cuenta de cómo la mirada de los adultos sigue siendo diversa. Tal vez tenga algo que ver en ello el niño o la niña que fuimos, que anda aún por ahí haciendo de las suyas y enfocando nuestra percepción. 

 

 

In metáfora, digital, fanzine, revista, magazine Tags lápiz, pencil, digital
Older Posts →

Latest Posts

Featured
Mar 13, 2023
Volver, Triqueta 2022
Mar 13, 2023
Mar 13, 2023
Jun 6, 2022
Carmen, Cuento de Luz 2022
Jun 6, 2022
Jun 6, 2022
Dec 7, 2021
Algo está pasando en la ciudad, de Paula Merlán, Cuento de luz 20
Dec 7, 2021
Dec 7, 2021
Oct 1, 2021
ROMANCES DE LA RATA SABIA, de Paloma Díaz-Mas, bookolia 2021.
Oct 1, 2021
Oct 1, 2021
Sep 22, 2021
Tiempo de otoño. Proceso
Sep 22, 2021
Sep 22, 2021
Nov 11, 2020
PEQUEÑO CUADERNO DE OTOÑO
Nov 11, 2020
Nov 11, 2020
Oct 4, 2020
Tiempo de otoño, bookolia 2020
Oct 4, 2020
Oct 4, 2020
Aug 7, 2020
Cinco mujeres en el siglo XX
Aug 7, 2020
Aug 7, 2020
Jul 26, 2020
"Otras miradas/ Other views" sobre "Olafur Eliasson: en la vida real", en el Museo Guggenheim Bilbao
Jul 26, 2020
Jul 26, 2020
May 4, 2020
Voz y letra de Mujer. Universos discursivos femeninos (siglos XVI-XIX)
May 4, 2020
May 4, 2020
  • children illustration
  • collage
  • dibujo
  • digital
  • infancia
  • ink
  • lápices de color
  • lápiz
  • mixed media
  • pencil
  • picture book
  • poesía
  • stencil
  • tinta
  • técnica mixta
  • watercolor
  • álbum ilustrado
  • March 2023
    • Mar 13, 2023 Volver, Triqueta 2022 Mar 13, 2023
  • June 2022
    • Jun 6, 2022 Carmen, Cuento de Luz 2022 Jun 6, 2022
  • December 2021
    • Dec 7, 2021 Algo está pasando en la ciudad, de Paula Merlán, Cuento de luz 20 Dec 7, 2021
  • October 2021
    • Oct 1, 2021 ROMANCES DE LA RATA SABIA, de Paloma Díaz-Mas, bookolia 2021. Oct 1, 2021
  • September 2021
    • Sep 22, 2021 Tiempo de otoño. Proceso Sep 22, 2021
  • November 2020
    • Nov 11, 2020 PEQUEÑO CUADERNO DE OTOÑO Nov 11, 2020
  • October 2020
    • Oct 4, 2020 Tiempo de otoño, bookolia 2020 Oct 4, 2020
  • August 2020
    • Aug 7, 2020 Cinco mujeres en el siglo XX Aug 7, 2020
  • July 2020
    • Jul 26, 2020 "Otras miradas/ Other views" sobre "Olafur Eliasson: en la vida real", en el Museo Guggenheim Bilbao Jul 26, 2020
  • May 2020
    • May 4, 2020 Voz y letra de Mujer. Universos discursivos femeninos (siglos XVI-XIX) May 4, 2020
  • December 2019
    • Dec 18, 2019 The Intimacy of Strangers, CRACKLEBOX (2019) Dec 18, 2019
  • November 2019
    • Nov 1, 2019 La cometa de los sueños (Cuento de Luz, 2019) Nov 1, 2019
  • April 2019
    • Apr 29, 2019 9 Lunas (poemas para esperarte), Litera Libros, 2019 Apr 29, 2019
  • February 2019
    • Feb 13, 2019 Cuando mamá llevaba trenzas. PROCESO Feb 13, 2019
  • October 2018
    • Oct 29, 2018 Cuando mamá llevaba trenzas (bookolia, 2018) Oct 29, 2018
  • February 2018
    • Feb 6, 2018 Crisol de cuerda [tradicional] 2018 ALQUIMIA Feb 6, 2018
  • January 2018
    • Jan 17, 2018 13326 (bookolia, 2017) Jan 17, 2018
  • April 2017
    • Apr 21, 2017 MARTA ESTÁ HARTA. PROCESO Apr 21, 2017
    • Apr 10, 2017 Marta está harta, en Meraki Tanttak. Apr 10, 2017
  • March 2017
    • Mar 7, 2017 IRIS Mar 7, 2017
  • February 2017
    • Feb 14, 2017 CUADERNO DE MÚSICA I. Dibujando en las sesiones folk Feb 14, 2017
  • January 2017
    • Jan 31, 2017 Graphitnuary 2017 Jan 31, 2017
    • Jan 16, 2017 La niña rancia (Ediciones Flamantes, 2016) Jan 16, 2017
    • Jan 6, 2017 Arrecife y la fábrica de melodías (bookolia, 2016) Jan 6, 2017

Powered by Squarespace